Carlos Águila Arreola
Foto: Cruz Roja
La Jornada Maya

Cancún, Quintana Roo
Lunes 21 de enero, 2019

Para la Cruz Roja los últimos 24 meses han sido muy difíciles en el tema de los crímenes de alto impacto. Amilcar Galaviz Aguilar, director de la institución en Benito Juárez, explicó que prácticamente el costo por servicio aumentó un 100 por ciento debido al incremento en el uso de material médico, combustible y cursos de capacitación, sin contar la falta de conciencia y cultura en relación con las llamadas falsas.

Refirió que el año pasado cada servicio costó en promedio mil 300 pesos, que podría ser en la esquina de la Cruz Roja y no gastar gasolina, pero puede ser a lo mejor en El Tintal, a 90 kilómetros de Cancún.

“El costo por servicio llegaría a los dos mil 600 pesos en el año, y es muy importante, sobre todo, concienciar a la gente porque aún tenemos esa inconciencia y falta de cultura en relación con las falsas alarmas”, aseveró.

“Al mes salimos 30 veces; si multiplicamos 30 por 2 mil 600 (78 mil pesos), ya implica un gasto importante. El 80 por ciento de llamadas al C4 son falsas alarmas, imagínense la cantidad de vehículos que se tienen que movilizar”, detalló.

“Tuvimos la necesidad de traer cursos que imparte la Cruz Roja nacional, con base en la experiencia de la institución internacional mediante un curso llamado Acceso más seguro para capacitar al personal y que supiera cómo actuar en caso de una balacera o una masacre”, destacó.

Comentó que la Cruz Roja tiene un staff remunerado de 25 paramédicos, más los voluntarios, y todos fueron a la capacitación: alrededor de unos 100. Allí les enseñaron cómo actuar antes, durante y después de un evento; es decir, “tenemos que cumplir ciertos protocolos y procedimientos de actuación”.

Contactaron a las autoridades para establecer una comunicación, y exigieron fue que la situación estuviera controlada; “es decir, si no hay presencia policiaca y la escena no es segura, no acudimos o permanecemos a distancia prudente hasta que haya personal pie a tierra y nos aseguran que es correcto”.

“Tratamos de acudir el menor tiempo posible; atendemos a la persona, lo trepamos a la ambulancia y tenemos que ir escoltados al hospital más cercano. Todos los procedimientos los tratamos de hacer durante el trayecto, en vez de hacerlos en escena, para tratar de reducir tiempos y estar expuestos.

“Hay cosas que han cambiado en cuanto a las actuaciones: todos deben estar perfectamente identificados, con uniforme reglamentario e insignias que nos distingan; usamos petos, que son una especie de mandiles blancos, que permiten ver al paramédico a distancia y que contrasta con los cuerpos policiacos para identificar que es personal del área de la salud”.

Tratan de no tener implementos colgados que parecieran ser algún arma o por ejemplo un radio, porque el hecho de tratar de sacarlo implica hacer un movimiento que alguien pensaría que es un arma; entonces, tratamos de estar identificados, no usar claves en ese momento para que no se preste a malas interpretaciones.

Las ejecuciones, que sumaron 550 en Cancún durante 2018, representan un alto costo económico por las víctimas de delitos de alto impacto: se gasta el doble de material médico porque sangran profusamente y tienen varias heridas.


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