Nombre científico: Charadrius melodus
Distribución: Canadá, Estados Unidos y las islas del Caribe
Dieta: Insectos, gusanos marinos y crustáceos
Amenazas: Desarrollo costero y la perturbación en los sitios de anidación y descanso en las playas
Temporada de arribo: Entre agosto y septiembre.
El pájaro Chorlo chiflador o Chorlitejo silbador (Charadrius melodus) es una de las principales especies que tenemos la fortuna de recibir en migración en la Península de Yucatán, informó Juan Flores Valadez, coordinador del Programa de Aves Urbanas de Cancún en Conabio (Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad).
Dijo que esta pequeña ave playera está clasificada como “casi amenazada” por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) con una población reproductiva global estimada de sólo 8 mil 400 aves. Se reproducen en áreas restringidas de América del Norte, en las playas y dunas arenosas marinas de la costa atlántica, pero también en aguas interiores, llegando hasta la costa de los Grandes Lagos y el medio oeste de Canadá y los Estados Unidos, pero migra hacia el sur en otoño y algunas pasan el invierno en el Caribe.
Flores Valadez declaró que como cada año, la presencia del Chorlo chiflador se reportó el 2023 en las playas del estado de Quintana Roo. “Esta ave playera de escasos centímetros de tamaño vuela año con año del norte del continente a las costas del Caribe, principalmente; en México existen registros de la presencia de esta especie de ave desde las costas del Golfo de México hasta la zona del Caribe Mexicano. En la punta norte del estado de Quintana Roo esta especie ha encontrado un refugio para pasar el invierno”, señaló el biólogo.
Los primeros registros de su presencia en las costas de la zona norte de la Península de Yucatán, con base en el monitoreo de esta especie que han realizado los especialistas, se da desde finales de agosto y principios de septiembre, cuando llegan a estos litorales y en los meses de marzo y principios de abril su presencia ya es casi nula, lo que hace suponer que han regresado a su lugar de origen al norte de Estados Unidos o Canadá.
Mencionó que Quintana Roo es un estado que cuenta con un registro histórico de 500 especies de aves, y su protección y conservación es responsabilidad de todos los ciudadanos, las instituciones, la comunidad científica y las autoridades. Resaltó que es vital que sigamos aprendiendo más sobre los números y la distribución de esta rara ave playera en nuestra región.
Los ejemplares de Chorlo chiflador son de cuerpo pequeño y redondo, con picos negros y patas anaranjadas. Sus partes superiores son de color marrón pálido, color de arena seca y son blancas por debajo. Puede vérseles en pequeñas bandas, descansando y alimentándose en los arenales, donde se protegen de sus depredadores. Otros lugares donde se puede observar son marismas, manglares y áreas rocosas de la costa.
En Quintana Roo se le ha detectado en un área grande donde el mar se une con el sistema lagunar Chacmochuch (ubicado entre Cancún e Isla Mujeres), lugar al que su naturaleza lo hace un espacio importante para las diferentes especies de aves, tanto para las residentes como las migratorias y muy en especial las aves playeras.
Apuntó que al ser una especie amenazada, su protección requiere de mayores esfuerzos en la zona; existen otros sitios como Holbox, Cozumel o Banco Chinchorro donde también hay registros de esta especie, pero afortunadamente al encontrarse en Áreas Naturales Protegidas corren un peligro menor.
Refirió que esta ave llega a la zona de Isla Blanca, en Isla Mujeres, donde posiblemente cuenta con el mayor número de individuos y también tiene que sortear los riesgos naturales que existen en esa zona, principalmente los peligros provocados por la actividad humana y del turismo.
El entrevistado manifestó que Isla Blanca es un lugar que sirve de refugio, alimentación, descanso y anidación de algunas especies de aves prioritarias que se encuentran bajo alguna categoría de riesgo, además de ser una de las puertas más importantes de entrada de las aves migratorias al Caribe Mexicano.
Es necesario que nos ayuden a cuidar y conservar este ecosistema que debe ser considerado un santuario para las aves y donde se deben regular las actividades humanas para proteger a las aves y otras especies que podemos observar en Isla Blanca”, subrayó.
Charadrius melodus se alimenta en playones, principalmente de insectos, gusanos marinos y crustáceos, es una especie de gran preocupación para la conservación, debido al desarrollo costero y la perturbación en los sitios de anidación y descanso en las playas, sobre todo por la actividad humana.
Como cada viernes, La Jornada Maya te invita a conocer la fauna endémica del sureste mexicano. Aquí te compartimos la colección que tenemos hasta el momento. ¡Disfrútala!
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