Nombre científico: Pterygoplichthys pardalis
Origen: Sudamérica
Depredadores: Cocodrilos, nutrias y otros peces
Tamaño: De 30 a 40 centímetros, máximo 70
Peso: 3 kilos  
Característica distintiva: Está protegido por espinas

El pez diablo (Pterygoplichthys pardalis), conocido también como plecos o limpia peceras, porque los venden en los acuarios precisamente para limpiar las algas de las paredes de los vidrios de las peceras, es nativo del Amazonas y desafortunadamente se ha convertido en una especie invasora en Quintana Roo.

Pertenece a la familia Loricariidae, con aproximadamente 825 especies distribuidas en  cuatro subfamilias: Ancistrinae, Hypoptopomatinae, Hypostominae y Locariidae; suele ser muy territorial, se alimenta de algas y de los restos de comida y necesita un espacio amplio para nadar. En su hábitat natural son depredados por cocodrilos, nutrias y algunos peces de mayor talla.


Foto: Armbrjw

“En teoría posiblemente podría haber tres especies, aunque en un estudio previo que yo hice en la identificación de las especies para el Río Hondo encontramos que era Pterygoplichthys pardalis; pero de forma común pues le vamos a llamar pez diablo o limpia peceras. Son peces de agua dulce, llegan a tener una talla de 30 a 40 centímetros, máximo 70 centímetros, un peso de hasta de tres kilos y en promedio se habla que puede vivir hasta 15 años”, detalló Marta Elena Valdez Moreno, investigadora titular B, de El Colegio de la Frontera Sur Unidad Chetumal.

Lo primero que sale a la vista es su coloración, como si estuviera pardo con manchitas negras, su característica principal es que su cuerpo está cubierto de espinas. Esta singularidad lo convierte en un organismo bastante duro, incluso podría llamársele "acorazado", las aletas dorsales y las pectorales tienen espinas fuertes y aserradas.


Foto:  Miloszcousens

“Esto es un problema porque estas espinas aparte están aserradas y esto hace que cuando son capturados con redes se enredan fácilmente y normalmente echan a perder las redes, tiene un efecto muy fuerte y esto se ha visto mucho en las poblaciones donde los han tratado de capturar en Tabasco y en Campeche, así como en la parte centro del país”, relató la especialista.

Otra característica de ellos es que tienen una boca ventral, esto habla de que es un pez bentónico y que se alimenta de detritus, es decir, siempre se le va a encontrar en el fondo marino, aunque son extremadamente adaptables. Tienen la capacidad de respirar aire atmosférico, lo que les permite que una vez que son sacados del medio acuático puedan llegar a vivir dos o tres días, regresar al agua y seguir vivos, lo que resulta impresionante, porque les da una capacidad de supervivencia mayor.

Habitan en aguas de baja calidad, es decir, con altos contenidos de materia orgánica y resisten la desecación por varios días, como ya se mencionó, características que lo hacen un pez muy particular.

Por otro lado, estos organismos si bien no producen tantos huevos como otras especies, ya que pueden producir desde 500 a tres mil huevos por hembra (hay peces que llegan a mucho más), tienen la capacidad del cuidado parental y eso hace que la tasa de supervivencia de las crías sea mayor. 


Foto: José María

Otra característica es que producen nidos en las riberas de los cuerpos de agua. Esto implica que en varias zonas, por ejemplo, del Usumacinta o del río Grijalva, se vean los hoyos que han formado, esto hace que haya un proceso de erosión muy fuerte que obviamente va a afectar la cantidad de sólidos en el agua, por lo que la calidad de ésta también se ve mermada.

Son especies nocturnas básicamente y son muy territoriales; tiene ciertas características que les definen como una especie exótica, y en México definitivamente es exótica con un potencial de invasora muy grande.

De allí lo alarmante que ha sido su hallazgo reciente en la laguna de Bacalar, así como en otros puntos de la Península de Yucatán en donde se ha asentado, como en el Río Hondo, en algunas partes de Campeche y ha habido reportes en otras zonas, pero no se ha corroborado que la información sea fidedigna.

“Hace un tiempo yo secuencié, estudié, los peces diablo del Río Hondo y encontré que pertenecían a la especie Pterygoplichthys pardalis; yo vi los de Bacalar y al menos el ejemplar que ya tenemos en el primer registro documentado, científicamente hablando, pareciera que es pardalis…  Aquí en El Colegio de la Frontera Sur y como investigadores precisamente nos dimos a la tarea de certificar; somos científicos, somos ictiólogos y entonces, bueno, bajo esa premisa y que nuestra institución nos respalda entonces ahora sí damos certeza de lo que estamos diciendo, estamos corroborando lo que dijo el chico que dio la noticia”, especificó.

Por todas estas características es que su impacto es impresionante y negativo, porque han dañado pesquerías, hasta la calidad del agua; por ejemplo, en la presa Infiernillo del estado de Guerrero se producía tilapia y se vendía, pero una vez que invadió el pez diablo desplazó totalmente a la tilapia.

Los ejemplares dañan las redes, no son fáciles de agarrar ni de procesar y ya se habla de ciertas compañías o de ciertas asociaciones que están trabajando con el producto en Estados Unidos, pero hoy por hoy representa un problema. Aparte de alterar la calidad del agua, hay ríos en Chiapas en donde la gente ya no puede ni nadar, pues hay afectaciones en la utilización del río. A nivel de pesquerías representa una afectación directa a las poblaciones de peces nativos y de otro tipo de organismos.

Por último, Valdez Moreno hizo un atento llamado a quienes deciden tener a este pez a conservarlo hasta que muera, porque al ser invasor se puede convertir en un severo problema para los sitios en donde se pueda dejar en “libertad”.

“Cuando llegan a nuestros acuarios está bien, porque tú lo vas a tener ahí, no va a salir de ese acuario, lamentablemente llega un punto en que crece más y si llega a los 30 centímetros lo más seguro es que a los otros peces los va a afectar o se los puede comer… entonces lo más fácil que dice la gente es: tíralo al río, y no, jamás se debe hacer, porque se vuelve una especie invasora”, acotó. 

La recomendación número uno es que si lo tienen en el acuario casero y ya no lo quieren, regresarlo a donde se adquirió o llevarlo a un zoológico o sopesar qué se prefiere, una laguna con sus especies en excelente estado o un pez invasor que puede acabar con ellas.
“Si ya se compró se tienen que hacer responsables de ellos hasta que mueran y si lo ven en una laguna como Bacalar, sacarlo de allí, porque sólo así pueden prevenirse los daños y cuidar la fauna nativa”, externó la investigadora.

Edición: Ana Ordaz


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