Hasta 2016 Quintana Roo se ubicó en el lugar siete a nivel nacional en cuanto a la tasa de suicidio con 7.7 por cada 100 mil habitantes, pero de acuerdo a las últimas estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2017 la tasa aumentó a 8.2 por ciento, con lo que la entidad ocupa el quinto sitio. El suicidio está altamente ligado al tema de la salud mental, un asunto pendiente por legislar y por atender, sobre todo en el contexto de la pandemia. El psicólogo Alejandro Baeza Ruíz urge que se hable del tema.
En el marco del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, decretado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2003 y que se conmemora el 10 de septiembre, el INEGI reportó que la tasa estandarizada de suicidios por entidad federativa ubica a Quintana Roo, hasta el 2017, en la quinta posición detrás de Chihuahua, Aguascalientes, Sonora y Yucatán, pero este año la situación cobra vital importancia por las circunstancias que ha obligado la pandemia: confinamiento, pérdida de empleos, y la constante incertidumbre.
El psicólogo Alejandro Baeza, quien realiza estudios sobre salud mental con la perspectiva de los derechos humanos, apuntó que el Covid-19 debe obligar a autoridades y sociedad a prestar atención al tema, “precisamente porque sabemos que una de las correlaciones ligadas al suicidio es la depresión”. Aunque destacó que no todas las personas con depresión intentarán quitarse la vida en algún momento, sí es importante atender y señalar que es una de las probables causas que puede llevar al suicidio. Reiteró que es necesario que la autoridad enfoque esfuerzos en la salud mental.
“Porque la situación ya es compleja en el tema económico, la situación de incertidumbre, de no saber qué va a pasar, no sabemos cuándo vamos a volver a una vida como la que teníamos meses antes de la llegada del Covid-19”, refirió el psicólogo al expresar su preocupación sobre el tema.
¿Cuáles son las señales de alerta?, Baeza Ruiz indicó que cualquier cambio repentino en la actitud y comportamiento de nuestro familiar, amigo o persona cercana debe llevarnos a preocuparnos por su salud mental: “hay personas que suelen empezar no solamente a aislarse sino que tienen un cambio repentino de estado de ánimo en donde hay tristeza, nostalgia o desesperanza. Dentro de la desesperanza empiezan a señalar mensajes de falta de interés por la vida (generalmente suelen mencionarlo) a veces no le damos la importancia o no nos percatamos porque no lo vemos como una señal de alarma”, dijo.
Resaltó que es importante que se hable y socialice el tema como un método de prevención del suicidio.
Edición: Enrique Álvarez
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