Foto: Bernardo Zorrilla Garza

Potos flavus / MARTUCHA 

Estado de conservación: Preocupación menor 

Promedio de vida: 23 años en cautiverio 

Longitud: 40 a 60 centímetros 

Peso: 1.4 a 4.6 kilos 

Periodo de gestación: Entre 98 y 120 días

La martucha (Potos flavus), también conocida como kinkajú, perro de monte, cuchumbí, mico león, cuchicuchi o huasa, es un mamífero omnívoro, pertenece a la familia de los prociónidos, es decir, es pariente de los mapaches y los coatíes, pero a diferencia de estos últimos, son más solitarios.

Normalmente habita en selvas y en México puede encontrarse en zonas como Chiapas (cerca de la estación Chajul en el límite de la Reserva de la Biosfera Montes Azules), Guerrero, Oaxaca, Tabasco, Veracruz e incluso Yucatán, en donde es más habitual ver a sus parientes, los coatíes.

Pese a la cercanía con Yucatán, la martucha no puede encontrarse en Quintana Roo y Campeche debido a diferencias muy técnicas respecto al clima, por lo que es importante no capturarlas y trasladarlas a otros espacios en los que podrían provocar una afectación ambiental.

El kinkajú “no es una especie propia del lugar, entonces desplazaría a las locales, competiría por el alimento, el lugar, el hábitat y de esa manera afecta directamente a las especies endémicas (como los coatíes), definitivamente no es recomendable exportarlas. Lo recomendable siempre en fauna silvestre es dejarlas en donde están”, exhortó la veterinaria Viridiana Sarabia Miranda, técnica en conservación en el parque Kabah de Cancún.

Recomendó no adiestrarlas ni llevarlas a los hogares, porque no es una especie domesticable: dejar a la martucha en su hábitat natural coadyuva a mantener un medio ambiente sano. Para las autoridades mexicanas ambientales, esta especie es de preocupación menor.

 

Foto: Nick Kowalske

 

Es un pequeño mamífero, de entre 40 a 60 centímetros, que mantiene una alimentación básicamente omnívora, pero su principal base es la proteína animal, por lo que muchos lo clasifican como carnívoro. Insectos, huevos y ranas forman parte de sus platillos principales, aunque también los frutos y néctar que encuentran en la flora. Pesan de 1.4 a 4.6 kilos.

“La martucha es de las familias de especies ampliamente distribuidas en las selvas de México y Centroamérica, llegan hasta Brasil. Por lo regular los encontramos en la zona sur del país y tienen una vida de hasta 23 años en cautiverio y en ambiente natural hasta 25 años”, agregó Hilario Pérez, coordinador de Protección y Conservación Ambiental de Áreas Naturales Protegidas.

La mayor amenaza para la martucha es la deforestación y destrucción de sus hábitats, esto como consecuencia del crecimiento demográfico, pero también de la ganadería, agricultura y extracción ilegal de la especie, aunque al no ser domesticables, el principal motivo de su cacería suele ser para obtener su piel.

En cuanto a sus depredadores destacan las águilas, halcones y jaguares, pero como en gran parte de las especies, el ser humano hoy en día representa su mayor amenaza, incluso en países de Centroamérica, así como en Brasil, los ejemplares suelen ser cazados para quitarles su piel, lo que los ha colocado en esos sitios como una especie en peligro de extinción.

Entre sus características destaca que son animales de cuerpo robusto y piernas cortas, con pelaje denso, suave, de color café-dorado en las partes superiores; los ejemplares que habitan más al norte suelen ser más pálidos, mientras que en el sur varían de café a grisáceo en áreas secas a café obscuro en húmedas.

 

Foto: Jan Meerman

 

Se distinguen por tener cabeza redondeada, ojos grandes redondos ubicados al frente con un brillo anaranjado por las noches, hocico corto y puntiagudo con nariz rosa, orejas chicas y redondas a los lados de la cabeza, cola larga, lengua larga y angosta.

Respecto a su comportamiento reproductivo, se estima que la madurez sexual ocurre a los 1.5 años en machos y 2.25 en hembras, con tiempos de gestación de entre 98 y 120 días, con una sola cría naciente. Al preferir una vida solitaria, viven habitualmente en pequeñas comunidades y como formas de comunicación utilizan su mirada y los gritos. Se habla de que no tienen una época exacta de apareamiento y a sólo cuatro meses de haber nacido la cría, es destetada y comienza su vida independiente.

Se le llama especie arborícola. Difícilmente se les encuentra en tierra, gracias a sus articulaciones en los tobillos que le permiten rotar hacia atrás y descender de los árboles con la cabeza hacia abajo, apoyándose en su cola, que funciona como una quinta extremidad.

Como cada viernes, La Jornada Maya te invita a conocer la fauna endémica del sureste mexicano. Aquí te compartimos la colección que tenemos hasta el momento. ¡Disfrútala!

Edición: Ana Ordaz


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