Katia Rejón
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya
Mérida, Yucatán
Lunes 13 de noviembre, 2017
Desde su llegada a Mérida, la réplica de la Capilla Sixtina ha atraído a miles de personas que ya acudieron a ver la impecable copia del palacio apostólico que Miguel Ángel diseñó en el siglo XV. Está hecha con 2 millones 700 mil microfotografías que se tomaron durante 170 noches en la capilla original, el tamaño es exactamente el mismo. El parecido es hasta de un 97 por ciento y tiene una capacidad para 500 personas.
Los pisos, frescos y detalles valen la espera de media hora para entrar. Hay filas preferenciales para la gente de tercera edad o personas con discapacidad. Los niños no requieren de boleto, pueden entrar con la reservación de sus padres.
En los horarios regulares la gente accede de forma gratuita, pero con los boletos de las reservaciones en la mano, para disfrutar de una visita guiada. Apesar de que acuden muchas personas, como se esperaría de un proyecto de estas dimensiones, entran de 500 en 500, por lo cual la demora no es tanta.
La última hora de los jueves, viernes y sábados está dedicada a una visita especial para la cual los espectadores pagan 350 pesos, pues incluye la entrada a la obra de teatro Noches de Sixtina, en la que se cuenta la historia de la creación de esta capilla por órdenes del Papa Sixto IV.
El sábado 11 de noviembre iba a ser la última función de la puesta en escena, sin embargo, según dio a conocer en entrevista Jordi Rosh, actor que interpreta a Miguel Ángel, “la respuesta ha sido tan buena que nos han empleado una semana más”, es decir, el 17 y 18 de noviembre también darán función.
Antes de entrar a la capilla, los asistentes esperan en una sala con aire acondicionado mientras ven un vídeo introductorio de la construcción original que utiliza algunas escenas de la obra de teatro. Después se les indica la entrada a la capilla para presenciar la obra en vivo. Todo este preámbulo tarda alrededor de 40 minutos, casi lo mismo que Noches de Sixtina.
Aunque el escenario, la reproducción de la Capilla Sixtina, tiene la mejor escenografía que un teatro pudiera desear - las pinturas de Miguel Ángel, el suelo que da la impresión de pisar mármol, las luces y el techo decorado con la Creación de Adán- las actuaciones dejan mucho que desear. En la primera escena, cuando el público todavía no se ha adentrado a la historia, los personajes se gritan entre sí como si quisieran compensar la falta de intensidad en los diálogos con alaridos que la escena no justifica.
Sin embargo, las actuaciones en si no son el problema medular de la obra, pues es evidente que quienes encarnan a los dos Papas y Miguel Ángel podrían desempeñarse mejor, si el guión no estuviera lleno de lugares comunes, datos informativos metidos con calzador y frases forzadas. Es comprensible que un personaje sea complejo, pero Miguel Ángel pasa de la cólera al ensueño sin matices de por medio. En una entrevista con Carlos Cravioto, escritor de la obra, él mismo comentó que el guión se había escrito rápido, no sabía nada de la vida de Miguel Ángel antes de hacerlo y se documentó en Internet y películas para escribirla.
Sin mencionar el penoso error que uno de los personajes cometió al principio de la obra, al salir de escena y no apagar el micrófono. El público escuchó cómo tras bambalinas se quejaba de su barba falsa.
Con todo, los números dicen que a la gente le ha gustado, pues aunque la capacidad es de 350 personas por función, en todas han tenido que meter treinta sillas más. También, se acercan a los actores después de la función para tomarse fotografías y hay quienes incluso la recomiendan.
Mérida también es la ciudad que más gente convocó para el casting de actores. Según el actor Jordi Rosh, asistieron 50 personas cuando el promedio en otras ciudades era de 15. Si bien, la reproducción de la Capilla Sixtina es impresionante y la experiencia completa incluiría la asistencia a Noches de Sixtina, con la visita a la primera podría ser suficiente.
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