Jesús Mejía
Foto: cortesía
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Domingo 12 de noviembre, 2017

Las canciones napolitanas que se expandieron con la migración italiana por Europa y América a fines del siglo XIX y principios del XX, encontraron arraigo y aceptación en tierras meridanas con las interpretaciones del tenor Ralf Zurakowski, acompañado de la Orquesta Sinfónica de Yucatán.

Bajo la batuta de Bartosz Zurakowski - su hermano-, el cantante polaco desplegó en los espacios del teatro Peón Contreras la jocosa y alegre tarantela “Funiculi funicula” compuesta por Luigi Denza con letra del periodista el periodista Peppino Turco para la inauguración del teleférico del monte Vesubio en 1880.

“Jammo, jammo, 'ncoppa jammo ja'/ jammo, jammo, 'ncoppa jammo ja' /Funiculí - funiculá, funiculí – funiculá/ 'ncoppa jammo ja', funiculí – funiculá!” entonó el tenor de tesitura dramática este conocido pasaje de la canción que popularizara Enrico Caruso como epílogo o encore en sus presentaciones en el Met de Nueva York .

Otros temas del repertorio interpretado por el cantante polaco invitado fueron “Pecche?” de Gaetano Enrico Pennino, “Poiscatore e Pussilleco” de Ernesto Tagliaferri, “Dicintello vuie” de Ruggiero Falvo y “Core ´ngrato” de Salvatore Cardillo, éste último grabado por tenores como Roberto Alagna y Jonas Kaufman.
Para cerrar con broche de oro el repertorio de canciones napolitanas, Ralf Zurakowski interpretó “O sole mio” con melodía de Eduardo di Capua y letra de Giovanni Capurro, quienes la estrenaron en 1898 para la inmortalidad.

Después casi 120 años de su presentación, “O sole mio” volvió a provocar gran entusiasmo entre el público, ahora el yucateco, que recordó a la euforia que provocaron con ese tema en sus diversos conciertos masivos a fines de los años 80 y 90 Los 3 tenores, Plácido Domingo Luciano Pavarotti y José Carreras.

Los hermanos Zurakowski llevaron el bel canto, el arte lírico, a su máxima expresión al ponderar Bartosz las secuencias instrumentales para no opacar la voz del tenor Ralf, quien con una gran fuerza interpretativa dejó su impronta entre los asistentes.

Acostumbrado a dirigir ópera y música coral en Europa, en particular en su natal Polonia, Bartosz esta vez coincidió con su hermano Ralf con quien, a pesar de su cercano parentesco, pocas veces ofrecen conciertos juntos, ya que cada uno tiene sus compromisos profesionales por separado.

Es su retorno a Yucatán, luego de que en diciembre 2015 dirigió música de Mozart, con la OSY, Bartosz Zurakowski en calidad de director huésped volvió a cautivar al público yucateco por su arrojo ímpetu y pasión en la dirección orquestal.

Sobre el pódium, Bartosz parecía un hombre poseído, luminoso y explosivo tanto en los pasajes lentos como en los fortes y finales lo que gustó mucho a los asistentes.

Bartosz se echó la bolsa el público con la interpretación de La Sinfonía No. 3 “Polaca” de Tchaikovsky compuesta en cinco movimientos, la obra más larga de sus seis sinfonías, pero pletórica de motivos alegres en los ritmos y melodías de corte popular ruso contenidas en la obra.


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