Fabrizio León Diez
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Miércoles 18 de octubre, 2017


[i]Profesional del derecho, integrante de la minoría femenina que integra el Poder Judicial a nivel federal a nivel magistratura, la cual ocupa en el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, Ana Brun nos recibe en su oficina, sobria y ordenada, para platicar sobre su perspectiva de la administración de justicia en México y Yucatán.[/i]


Ana Brun Iñárritu es jueza. Pertenece a una generación notable de profesionales de las leyes que han impulsado y sufrido los cambios en las reformas constitucionales, y ha enfrentado y gozado de la independencia que la justicia ha tenido del Poder Ejecutivo.

En el Poder Judicial, sólo el 20 por ciento de los magistrados son mujeres, y Ana Brun es una de ellas. Está en la vanguardia del pensamiento que en la práctica incorpora la situación de género y la defensa de los derechos humanos como parte fundamental en la interpretación de las leyes y está convencida de que la visión femenina es más amplia.

Actualmente es magistrada de sala regional en el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, antes fue asesora jurídica sobre asuntos constitucionales y legislativos en la Presidencia de la República. En la Procuraduría General de la República, en cuestiones internacionales, y en la Procuraduría Fiscal de la Federación, subprocuradora de Legislación, casi siempre en el equipo de Javier Laynez, ahora ministro de la Corte.

Estudiante con excelencia académica en la Universidad Iberoamericana y becaria Fulbright con estudios de posgrado en Columbia University School of Law, de Nueva York, y Georgetown University, de Washington, Ana Brun tiene un estilo de expresarse que permite entender que atrás de ella existe una filosofía basada en los clásicos del derecho, pero la funde con una fuerza del pensamiento crítico y es por ello que de ninguna manera se le puede considerar complaciente en sus juicios a priori, pero sí una férrea defensora del sistema de justicia mexicano actual.

Si pudiéramos editar como un monólogo teatral su pensamiento, luego de una amplia entrevista que nos concedió en su oficina, donde está rodeada de torres de expedientes ordenados y cuadros con pinturas realizados por su pequeña hija Emilia y otro de Irma Pruneda obsequiado por su esposo, el escritor y politólogo Ulises Carrillo, este pieza sonaría así.

[b]La entrevista[/b]

[b]A partir de la responsabilidad tan grande de ser juez en un país de leyes, pero con una fuerte sensación de injusticia. ¿Es una contradicción?[/b]
En México hemos luchado mucho por las leyes que tenemos, es decir, tenemos una Constitución vanguardista que incorpora derechos sociales muy importantes, que otras constituciones en el mundo no contemplan y que se ven muy bien en el papel. Sin embargo, estamos distantes a que esos principios se sientan formalmente. Vivimos en un ambiente donde en el discurso contamos con esos derechos, pero en la realidad hace falta trabajar para que verdaderamente impere una sensación de justicia en la sociedad.

Hay varias cuestiones que me han impactado como juzgadora, y es que si bien tenemos las mismas leyes y partimos del principio de la impartición de justicia, existen casos en los que al tratarse de dos personas, con las mismas características, con el mismo tiempo de trabajo, se dan situaciones en las que a una se le reconocen derechos y a la otra no. ¿Qué justicia es esa? Sobre todo en los casos de pensionados, que han cotizado el mismo tiempo; se jubilan al mismo tiempo, se les aplicó la misma ley y se les reconocen derechos pensionarios distintos.

Esa sensación de injusticia crea una sensación de malestar y frustración. Nosotros lo hemos visto en carne propia y pensamos que es injusto que a dos personas se les resuelva de manera distinta y las leyes me van “acorralando” para que lo haga de manera diferente, pues a fin de cuentas somos miles de juzgadores en el país que aplicamos los criterios de la ley, pero no los interpretamos de la misma manera. La interpretación de la ley, por sí misma, crea injusticias. Podemos tener una ley perfecta y una Constitución, pero el hecho de que seamos humanos los que la interpretamos y aplicamos, crea diferencias.

[b]¿No hay un exceso de leyes y regulaciones que han provocado que la interpretación básica de la justicia sea más compleja?[/b]
Esa sobreregulación que hemos visto se ha dado en manera desmedida, sobre todo a partir de los años 80, pues ha habido un sinnúmero de reformas constitucionales. Si bien nuestra Constitución antes tenía unas cuantas reformas en un sexenio, de pronto a partir de la época de Carlos Salinas, seguido de Ernesto Zedillo, hasta el actual, la cantidad de reformas constitucionales ha sido desmesurada. Por lo mismo, nos complican el trabajo a quienes aplicamos las leyes, no nada más es la cantidad que tenemos, sino la rapidez con la que se modifican.

La sociedad está exigiendo y el gobierno lo que está haciendo es implantar nuevas leyes, esa es su forma de atender los requerimientos sociales.

[b]¿La cantidad de leyes es proporcional a la desconfianza que tiene la sociedad del gobierno?[/b]
La desconfianza del ciudadano al gobernante, y viceversa. Queremos leyes para limitar a las autoridades, pero éstas también crean leyes para limitar a la ciudadanía.

[b]¿En términos literarios, se vuelve muy cercano a "El Proceso", de Kafka? ¿Ni hay jueces suficientes para vigilar que se cumplan todas las leyes, y por otro lado; los ciudadanos no conocemos nuestros derechos?[/b]
Así es. Hay un desconocimiento del ciudadano sobre los derechos y cómo exigirlos. Quienes impartimos justicia y velamos por la aplicación de las leyes, estamos en una etapa de transformación.

Creo que tenemos leyes que han evolucionado para hacerse cada vez más justas y sencillas en su aplicación, sin embargo, es muy difícil que la sociedad pueda conocerlas. No hay campañas para que la gente conozca sus derechos, los mismos empleados no conocen sus derechos como trabajadores, al igual que los patrones.

[b]¿Cuál sería tu diagnóstico sobre la justicia en México?[/b]
La justicia en México ha dado pasos muy importantes en los últimos 25 años. Tenemos un Poder Judicial consolidado y cada vez más autónomo, el Poder Judicial Federal de los años 80 todavía estaba sometido al Ejecutivo federal. Con la reforma de 1994 se dio un paso importante para una impartición de justicia mucho más efectiva. Esa es la que verdaderamente le da autonomía al Poder Judicial; autonomía presupuestal, que es sumamente importante, pues antes se dependía del Ejecutivo y lógicamente quien tiene el dinero, tiene el garrote. La autonomía presupuestaria, le da al juzgador la libertad de dictar sus resoluciones sin temor a represalias por parte del Ejecutivo.

[b]Influencias teóricas de la jueza[/b]

[b]¿Cuáles son las principales influencia teóricas y morales que le permiten una interpretación de las leyes?[/b]
Tuve la oportunidad de estudiar la licenciatura en una escuela en donde los valores y principios morales eran fundamentales. Posteriormente estudié en el extranjero, lo que me permitió acercarme a los pensadores y filósofos del derecho anglosajones y alemanes, para quienes el principio de justicia era básico; el valor de reconocer los derechos de cada persona en su individualidad sin descuidar el bien común. De esta forma, los autores que me han influido en la cuestión de interpretación jurídica y filosófica del derecho son John Rawls y Ronald Dworkin, quienes discuten los parámetros de justicia que aplicamos.

[b]¿Cómo resuelve una juez cuando tiene una duda? ¿ El género es un factor que influye en la manera en la que un juez realiza su trabajo?[/b]
Existen muchas corrientes de pensamiento respecto a cómo debe actuar el juzgador. Hay quienes piensan que debe apegarse a la letra de la ley y aplicarla sin consideraciones. Asimismo, hay quienes plantean que se tiene que ver por una interpretación del derecho dependiendo del contexto. De igual forma, hay quienes dicen que tenemos que hacer una interpretación armónica de la ley, tomando en cuenta la época en la que se creó, la manera en la que ha evolucionado y el contexto socio histórico actual.

Por fortuna los juzgadores tenemos métodos de interpretación que nos permiten resolver los problemas que se nos presentan de la mejor manera posible. Respecto a los pasos que hemos dado en materia de justicia, quisiera ahondar un poco en la reforma en materia de derechos humanos, realizada a la Constitución en 2011.

Dicho punto representa un parteaguas en la impartición de justicia porque a partir del 2011 se nos obliga a los juzgadores a interpretar la ley de manera en que se protejan los derechos humanos de las personas. Ese método de interpretación nos ayuda cuando se presenta una controversia. Los jueces resolvemos controversias; ya sea entre dos particulares o entre autoridad y gobernado. A partir de ese principio de protección amplia a los derechos humanos, nuestro deber es interpretar la ley, siempre favoreciendo a la sociedad y el bien común.

[b]¿No sería la misma que la emitida por un juez hombre, casado, de 70 años, con una formación conservadora? Es decir, su interpretación pudiera variar.[/b]
La formación moral del juzgador no puede interferir en la resolución de los casos que se le presenten, porque está prejuiciado. Como juzgadores tenemos que dejar a un lado nuestras convicciones morales. Por ejemplo, yo puedo ser una persona muy conservadora y estar juzgando una situación delicada como aborto, o matrimonio igualitario. A pesar de mis convicciones religiosas, los jueces debemos ser objetivos.

Tenemos que reconocer los derechos humanos al momento de estar juzgando, esto a partir de la reforma del 2011, que nos obliga a analizar la situación de vulnerabilidad a la que puede estar sujeta una persona que acude ante el tribunal a pedir la protección de la justicia, para analizar su caso y corregir la discriminación de la que pudo ser objeto mediante una ley justa.

[b]¿Se debería juzgar con una perspectiva de género?[/b]
Sí, los juzgadores estamos obligados a juzgar con esta perspectiva. Esto ha cambiado mucho desde principios del siglo XX. Hoy, podemos ver la evolución que ha habido en materia de equidad de género, no nada más en México, que nos obliga a juzgar bajo dichos parámetros.

[b]¿Cuál sería el parteaguas? ¿El derecho al voto de las mujeres, proclamado hace 64 años?[/b]
Yo no sé cómo le voy a explicar a mi hija que hace algunos años, las mujeres no tenían derechos políticos. Lo que es interesante es lo reciente que es; en realidad 64 años no son nada en la evolución de la humanidad. Hoy en día siguen vivos los legisladores que discutieron si se le daba o no el voto a la mujer, es increíble leer el diario de debates, en donde algunos diputados decían que las mujeres deberían quedarse abnegadas, siendo mujeres, madres y esposas sumisas que atendieran a los hijos, y que no es posible que quieran ser modernas y jugar al póker, fumar, beber y tener opiniones. Antes pensaban que al otorgarle el derecho al voto a la mujer se rompería la unidad familiar y se iba a corromper a la sociedad.

Creo que empieza con el movimiento de sufragio femenino, pues a fin de cuentas las mujeres participan muy activamente en la etapa revolucionara, estaban ahí aportando ideas, cuidando a los enfermos, participaban con armas; es decir, la mujer en esta etapa fue muy importante y a partir de eso, cuando se empieza a dar el movimiento constitucional, las mujeres reclaman sus derechos políticos.

[b]¿Por qué tener una perspectiva de género a la hora de juzgar?[/b]
Es importante ser conscientes de lo que implica juzgar con perspectiva de género. La mujer ha vivido en condiciones de vulnerabilidad y discriminación. Si desde 1953, el hombre y la mujer son iguales ante la ley, esto no se ha traducido en los hechos, por lo que hoy por hoy seguimos viviendo en una época de discriminación ante la mujer.

El hecho de juzgar con perspectiva de género implica que los jueces, tenemos que analizar los casos y detectar –aunque no sea requerido por las partes durante el juicio- si existe una cuestión de asimetría de poder en la relación de género. Por lo tanto, juzgar con perspectiva de género implica hacerlo, tanto a favor del hombre como de la mujer.

[b]¿Hay un prejuicio en creer que la perspectiva de género beneficia sólo a las mujeres?[/b]
Exacto, juzgar con esta perspectiva es buscar la igualdad entre hombres y mujeres. Ha habido pronunciamientos que han otorgado al hombre mayores derechos, porque se ha visto discriminado por legislación, y se ha minimizado por el hecho de ser hombre, por ejemplo, en cuestión de pensiones.

Al detectar una situación de asimetría de género en la ley, lo que sigue es analizar si existe una razón que justifique esa asimetría. Entonces no hay ninguna razón que justifique que la mujer tenga que trabajar menos tiempo que el hombre para obtener una pensión, por lo que se ha reconocido como inconstitucional cualquier norma que obligue al hombre a trabajar más tiempo.

[b]¿Qué piensas de la violencia hacia las mujeres en el país y en la vida cotidiana?[/b]
Es un hecho irrefutable que la situación de la mujer en México es muy desafortunada, pues se encuentra en una desigualdad en términos generales. Prueba de esto es que hay más mujeres viviendo en condiciones de pobreza, se le discrimina y abusa sexualmente, más los feminicidios y el acoso sexual. Las mujeres indiscutiblemente ganamos mucho menos que los hombres a pesar de contar con la misma preparación y no tenemos las mismas oportunidades para ocupar cargos públicos.

[b]¿Difícil comprobar el acoso sexual?[/b]
Dificilísimo, sobre todo en el entorno laboral. Juzgar con perspectiva de género nos permite modificar la carga probatoria. Quienes tienen que probar el acoso sexual son la fiscalía y el ministerio público.

[b]¿Cómo se diferencia la seducción del acoso?[/b]
Difícilmente. Sin embargo, cuando se juzga con perspectiva de género, por ejemplo, entre el patrón y la empleada, hay una relación asimétrica de poder; habría que analizar sus condiciones particulares. No es lo mismo una mujer que tuvo la oportunidad de estudiar fuera, a una que viene de una ciudad lejana, que no tuvo oportunidades, y ha sido subyugada.

[b]¿Los casos que se juzgan se relacionan más con las clases sociales bajas?[/b]
Tristemente, el acceso a la justicia tiene una relación directa con el poder económico. Esto se debe a que quienes tienen la posibilidad de pagar un defensor, contadores, asesores, pueden acudir a juicio y exigir la aplicación de la ley. Yo creo que eso se da en todos los ámbitos jurídicos; quien tiene el acceso a la justicia es quien tiene la capacidad para pagarla.

[b]¿Podemos hablar de la privatización de la justicia?[/b]
Los órganos de justicia son gratuitos. Sin embargo, alguien tiene que explicarte cuáles son tus derechos. Los abogados cobran por llevarte a un juicio. Nosotros en el tribunal vemos asuntos sumamente cuantiosos, son raros los que llegan de alguna mujer que tenga una pequeña empresa y tenga dificultades para pagar sus contribuciones. La mayoría de quienes acuden son personas que tienen cierto poder económico.

[b]¿Las mujeres juzgan diferente?[/b]
Las mujeres sí vemos diferente. Juzgamos y legislamos distinto, porque no nos importa la ideología, porque pensamos en sumar.

La lucha por dar voz a las mujeres, que inicia desde los movimientos para lograr el sufragio, ha rendido frutos, y debido a esto hoy hay más mujeres que tienen la oportunidad de estudiar; por ejemplo, en mi caso particular, mi abuela estudió biología y fue de las pocas de su época que pudo acudir a la universidad, lo que le trajo muchísimos problemas. Esas mujeres luchadoras que nos han abierto camino, han hecho un cambio importante y las nuevas generaciones se han quitado esos estereotipos culturales y se han transformado. Por lo menos ahora estamos conscientes de que existen esos estereotipos y que tenemos que cambiarlos.

Hemos avanzado en materia de derechos de la mujer, se han dado pasos importantes, pero también tenemos que voltear atrás y ver que hay una serie muy grande de niñas que no se les está dando la oportunidad de estudiar y que siguen permeando esos estereotipos y conductas que aíslan a la mujer de los espacios de educación y oportunidades. Tenemos que trabajar por esas mujeres que están en otras poblaciones, alejadas de las grandes ciudades y que no tienen esos derechos.

[b]Yucatán y sus gustos [/b]

[b]¿Cuál es tu diagnóstico de Yucatán? ¿Qué piensas de una ciudad como Mérida?[/b]
Estoy enamorada de Yucatán, porque siento que todavía hay una estructura social que da lugar a la empatía por los demás. Existe una identidad yucateca muy arraigada que da lugar a una estabilidad que ha impedido que la descomposición social no permee como en otras partes del país.

Me siento muy afortunada porque he podido realizar mi labor jurisdiccional con total independencia y sin ningún temor; no es fácil ser juez. En Yucatán he podido ser libre y autónoma, sin temor a salir a la calle y de poder impartir justicia en Yucatán; eso es invaluable.

La cultura cívica en el estado, es decir, de compromiso y respeto a la ley, es alta. Sin embargo creo que el punto de la cuestión de género se tiene que reforzar. Siento que en Yucatán perméan aún muchas prácticas socioculturales que han oprimido a las mujeres y en ese ámbito, hay que trabajar. Existe la idea y el compromiso, pero hay que materializarlo, hay mucho que hacer en cuestión de equidad de género en el estado, pues se trata de un tema fundamental para el desarrollo económico de la región.

[b]Los sueños y los días de Ana[/b]

- ¿En qué sueñas?
- En ser la primer mujer presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Esa una buena meta global.
- ¿Qué lees?
- Novela y ciencia ficción. Orwell.
- ¿Qué escuchas?
- Música electrónica. Kygo.
- ¿Que bebes?
-Tequila
- ¿Que comes?
- Cochinita
- ¿Qué paisaje?
- El vuelo de los flamingos una tarde en puerto Progreso.
- ¿Qué elemento?
- Agua.


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