Jesús Mejía
Foto: Diego Cerón
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Lunes 2 de octubre, 2017

Calificado en su tiempo como “asesino del tango”, el compositor argentino Astor Piazzola encontró en el violín de la eminente concertista española Leticia Moreno y la Orquesta Sinfónica de Yucatán no sólo la redención, sino la vigencia de su música que lo convirtió en uno de los compositores más influyentes del siglo XX y de la actual centuria.

Proveniente de Houston, como parte de una gira internacional, Leticia Moreno interpretó junto con la orquesta de cuerdas de la OSY, dirigida por Juan Carlos Lomónaco Las Cuatro Estaciones Porteñas, obra que, entre otras tantas, le ha dado a Piazzola (1921-1992) el pase a la inmortalidad.

Pese a los ataques recibidos por los puristas del género emblemático de la nación austral, Piazzola sigue dejando huella como el compositor contemporáneo más importante de tangos, esta vez mediante la interpretación de su cuarteto de piezas, creado entre 1965 y 1970.

El público, atónito ante las escalas y el desarrollo vertiginoso de una obra fuera de serie, constató las razones por las cuales Piazzola fue calificado por las tangueras de la vieja guardia como “un snob irrespetuoso y ortodoxo”, por su empleo innovador del ritmo, melodía y orquestación.

Poseedora de un impresionante currículum de presentaciones con las orquestas más importantes del mundo y reconocidos directores como Zubin Mehta, Krzysztof Penderecki, Vladímir Spivakov, Maksim Vengéro y Walter Weller, entre otros, Leticia Moreno desplegó su arte como violinista en el amplio sentido de la palabra.

Al frente de las secciones de violines, violas, chelos y contrabajos, la solista invitada nacida en Madrid en 1985 mostró pleno dominio del instrumento, un Gagliano del siglo XIX, como si éste fuera parte de su cuerpo y transmitió los sentimientos e ideas que Astor Piazzola plasmó en su partitura con evocaciones de su natal ciudad porteña Mar del Plata y de Buenos Aires.

Inspirada en Las Cuatro Estaciones de Vivaldi, de las cuales retoma algunos pasajes breves, la obra de Piazzola encontró en el violín de Leticia Moreno y en la orquesta de cuerdas dirigida por Juan Carlos Lomónaco su mejor expresión dadas las cualidades interpretativas de los músicos reunidos en el Teatro Peón Contreras.

El auditorio ofreció un prolongado aplauso a Leticia Morena por su virtuosismo y entrega en el violón y a los atrilistas de la orquesta, que esta vez desquitaron el sueldo por las exigencias de la obra compuesta en principio para bandoneón, guitarra, violín contrabajo y piano, pero arreglada para cuerdas por el ruso Leonid Desyatnikov.

En la parte complementaria, la OSY evocó uno de las obras literarias de mayor influencia en todos los tiempos, Romeo y Julieta, de Williams Shakespeare, en la interpretación de la Suite No 2 basado en el ballet del mismo nombre del compositor ruso Serguei Prokofiev (1891-1953).

A la manera del autor, la sinfónica recordó musicalmente el capítulo del conflicto entre los Capuletos y Montesco, la joven Julieta, la danza entre la pareja y el drama postrer a la muerte de la amada de Romeo, todo ello en siete tiempos.

El público, cautivado por la más famosa historia de amor, se dejó llevar por las ensoñaciones y los pasajes musicales plenos de advocaciones sentimentales y los ritmos y melodías de danza de Prokovief y que los bailarines del Bolshoi y el Kirov hicieran suyas con el arte del cuerpo en movimiento.


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