Jesús Mejía
Foto: Facebook @OrquestaSinfonicadeYucatan
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Lunes 7 de agosto, 2017

Con Ruth Bennett, el arpa fue una bendición tanto en el cielo como en la tierra, una experiencia compartida entre los asistentes al recital presentado el pasado jueves en el teatro Peón Contreras.

Se fueron al olvido la mayoría de las cadencias, las ideas escritas por Fauré, Bach, Debussy y Smetana, pero quedó la poesía de la música en el alma de los asistentes al singular concierto de arpa, el cual adquirió en las manos de Bennett una dimensión casi divina.

Ruth no ocultó su turbación ante el público que casi llenó el teatro, convocado para escuchar únicamente el milenario arpa. Con sencillez en su mensaje, la solista explicó su estructura, los materiales y las posibilidades sonoras para luego arrancar de su instrumento pasajes enérgicos y notas de ensueño.

La Orquesta Sinfónica de Yucatán (OSY) organizó el encuentro fuera de temporada con su arpista principal, la británica Ruth Bennett, en plenas vacaciones con respuesta aceptable del público, lo que reflejó la importancia de ofrecer también una oferta cultural en estos días de asueto.

Singular concierto, en el que el arpa fue el principal protagonista y Ruth Bennett el ángel y demonio, ya que por un lado soltó acordes prístinos, descriptivos como los lienzos de Van Gogh con Preludio y Claro de Luna del impresionista francés Debussy, que pasajes enérgicos y de gran fuerza con Mosquito Massacre de su compatriota inglés Paul Patterson.

La concertista mostró clase, el nivel de interpretación que le hizo ganar el primer lugar en la edición 2009 del Concurso Nacional de Arpa en México, primer lugar en el Concurso Città di Padova, Italia (2011) y reconocimientos en la American Harp Society (EE.UU) y el American String Teachers Association.

El público quedó embelesado con el porte y las manos de Ruth Bennett en las 47 cuerdas de su arpa, como ocurrió con otras audiencias de lejanos lares cautivados con arpistas de renombre como el español Nicanor Zabaleta, la estadunidense Deborah Henson Conant y el francés Alan Stivell.

Aunque el arpa tiene un historial de más de cuatro mil años, Ruth Bennett interpretó una selección de diversos géneros, épocas y compositores de los últimos cuatro siglos, como una muestra de la versatilidad del arpa y al mismo tiempo del repertorio y los arreglos especiales creados para el instrumento de cuerda.

La arpista abrió con la interpretación de Impromptu No. 6 en re bemol Opus 86 del compositor francés Gabriel Fauré y siguió con la Fuga de la Sonata No. 1 para violín de Johann Sebastian Bach.

También cautivó con la Danza Española No. 2 de la ópera [i]La Vida Breve[/i] de Manuel de Falla (1876-1946) con transcripción Marcel Grandjany, y con [i]Mosquito Massacre[/i] de Patterson simuló el vuelo del insecto hasta fulminarlo de un manotazo sobre el arpa, una obra que evocó [i]El vuelo del moscardón o abejorro[/i] del ruso Nikolai Rimsky-Korsakov.

En una hora y media, la concertista cautivó al público, que al final le tributó de pie un intenso y largo aplauso en reconocimiento a su arte, sencillez y nivel de interpretación.

No faltó el negro del arroz: se anunció de manera previa la interpretación de Granada de Agustín Lara, con el arreglo para arpa de Carlos Salzedo. Ruth se despidió, pero no volvió para obsequiar el famoso tema como ancore.


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