Abraham Bote
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Lunes 8 de junio, 2020

Los casos de dengue en Yucatán se han disparado en lo que va de este año. Hasta el corte del 23 de mayo se tiene un registro de 129, de acuerdo con datos del Boletín Epidemiológico de la Secretaría de Salud.

Esta cifra contrasta de manera considerable con los casos registrados para las mismas fechas del año pasado, cuando había apenas 13.

Hasta el corte del 23 de mayo se han presentado 44 casos de dengue no grave (18 en mujeres y 26 en hombres), otros 82 casos de dengue con signos de alarma (46 mujeres y 36 hombres), mientras que únicamente se han registrado 3 casos de dengue grave (2 en mujeres y un hombre).

En el 2019, hasta el corte del 29 de mayo, en el estado sólo se habían registrados 13 casos: siete no graves y seis con signos de alarma.

Por otro lado, hasta el momento no hay registro de Chikungunya o Zika, otras enfermedades transmitidas por el mismo vector, el mosquito [i]Aedes aegypti[/i].

[b]Afectaciones contra el medio ambiente[/b]

Si el humano depreda y altera el paisaje, daña al medio ambiente, contamina, arroja desechos y residuos en las calles, genera las condiciones para que el mosco [i]Aedes aegypti[/i] prolifere alrededor de nosotros, indicó Carlos Machaín Williams, investigador del Centro de Investigaciones Regionales (CIR) “Doctor Hideyo Noguchi” de la Universidad Autónoma de Yucatán.

El investigador opinó que el aumento de casos de dengue este año es algo normal, pero se puede deber a varios factores, principalmente a que haya un mayor número de vectores.

Sin embargo, aclaró que estas variaciones en los números son normales, siempre ocurren, varían los casos cada año, nunca son los mismos números. “Es una situación dinámica, no es estática”, expuso.

El experto explicó que existen cuatro serotipos del virus del dengue, conocidos como DEN-1, 2, 3 y 4; que no son iguales, entonces, si una persona adquiere la enfermedad de tipo 1, también consigue una inmunidad para éste, no obstante, sigue siendo susceptible a los otros.

Agregó que por eso se observan variaciones en los casos de un año al otro, pues una persona que se enfermó del tipo 1, al otro años se podría enfermar del tipo 3, por ejemplo. “La inmunidad que te confiere un virus no te confiere inmunidad contra los otros tres”; especificó. Y mientras más veces se infecta una persona, es mayor la probabilidad de presentar un caso severo, es decir, un dengue hemorrágico, agregó.

Además, indicó que los efectos que ha generado el ser humano contra el medio ambiente, la acumulación de basura y residuos plásticos han ocasionado la proliferación del mosco [i]Aedes aegypti[/i]. “Actualmente, se ha depredado y alterado el paisaje, usamos mucho plástico, dañamos el medio ambiente, generamos las condiciones para que el vector prolifere alrededor de nosotros”, expresó el investigador.

[b]Amenaza de un nuevo vector[/b]

Por otro lado, advirtió que es inminente la llegada de otros vectores a nuestro estado, tal es el caso del Mosquito Tigre o [i]Aedes albopictus[/i], que también ocasiona dengue, zika, chikungunya, entre otros virus como encefalitis japonesa. El estado cuenta con las condiciones climáticas, además de otras generadas por el mismo hombre para su proliferación.

La globalización, que haya más conexiones con otros países, puede propiciar a que una persona infectada venga e transmita el virus a mosquitos locales y así diseminar la enfermedad.

En el caso de Estados Unidos, detalló que el mosquito llegó a través de la importación de llantas viejas que se usaban en Asia y la procesaban en el vecino país para mezclarlo con asfalto y construir caminos. Esas llantas las tenían en un deshuesadero, vinieron las lluvias, los huevos que habían puesto en Asia y que estaban en esas llantas eclosionaron y emergieron los moscos que con el tiempo se adaptaron y proliferaron en todo el continente.

De hecho, ya se reporta presencia de éste en Cancún, por lo que en cualquier momento podría estar en Yucatán, advirtió.

Para el investigador, esto debe servir como una llamada de atención y un recordatorio de que debemos a cambiar nuestros hábitos de consumo y de vida, pensar en el bienestar común, ambiental y social, para lograr un balance: vivir en armonía, dejar de depredar. “Si no cambiamos nuestros hábitos vamos a destruir al planeta y a nosotros”, sentenció.

Todas las acciones que haga el humano también influyen en el mosco. Aunado a esto, agregó, se debe empezar por fortalecer la educación para que aprendamos a vivir en balance con nuestro entorno, y los gobiernos deben apostar por crear sistemas de monitoreo sobre estas enfermedades y posibles pandemias que pudieran afectar a la población, esto con apoyo de los investigadores, la academia.

Las autoridades deben invertir en realizar estudios epidemiológicos en sus municipios, precisó, para tener un reporte continuo de toma de decisiones sobre posibles pandemias, y así preservar sus programas de apoyo, prevenir afectaciones en la salud, en lo social y económico de las personas, sobre todo de los grupos vulnerables. “Si se tiene un conocimiento sobre cómo manejar este tipo de brotes, puedes atacarlos, frenar las cadenas de transmisión”, subrayó.


Edición: Enrique Álvarez


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