Los proyectos de desarrollo para el sur del país, principalmente en la península de Yucatán, como el Tren Maya, tienen que realizarse con un enfoque sustentable, basado en el respeto a la naturaleza, ecosistemas y la cultura de los pueblos, coincidieron especialistas en un foro.
De no generar alternativas que eviten impactos negativos, se podrían producir colapsos a niveles ecosistémicos como está sucediendo ahora en la laguna de Bacalar, la cual está perdiendo sus colores, advirtió Luisa Falcón Álvarez, del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La experta participó en el seminario Impactos socioambientales de las vías de comunicación, el Tren Maya y la península de Yucatán, que organizó el Observatorio Latinoamericano de Geopolítica (Olag).
De acuerdo con la bióloga, es fundamental no fragmentar selvas, ecosistemas, por lo que cualquier tipo de desarrollo que se construya en la región sur tiene que estar bien planeado, con información científica y sociocultural, tomar en cuenta a los ecosistemas, ya que el sur es muy diferente al norte.
“El gran problema es que si seguimos pensando en los proyectos sin una planificación profunda, que incluya el conocimiento técnico, científico, cultural, ancestral de las regiones, y seguimos pensando en términos de sexenios, las decisiones que tomemos hoy van a tener un efecto a largo plazo”, manifestó.
Y esto, según expuso, se ve reflejado actualmente, donde las malas decisiones que ha tomado la humanidad, de cómo interactuamos con la naturaleza, han generado una pandemia.
El Tren Maya, detalló, afecta a una escala regional y a ecosistemas tan frágiles, únicos y fundamentales para la península, añadió.
“El desarrollo del sur tiene que ser con una visión sustentable, basado en naturaleza, conocimiento, planeado con base en información; respetar la naturaleza y los ecosistemas”, reiteró.
Xavier Chiapa Carrara, director de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Mérida, coincidió con este enfoque, pues manifestó que cualquier planeación en desarrollo, como el Tren Maya, tiene que ir de la mano con el reconocimiento del contexto ambiental y las características naturales en donde se piensen establecer, de lo contrario sólo se estarían perpetrando daños al medio ambiente y ecosistemas, como pasa en Bacalar.
El experto dijo que las principales amenazas del Gran Acuífero Maya son: la deforestación, el turismo masivo, la urbanización y la agroindustria, que extraen casi dos tercios del volumen del acuífero cada año, sin que se estén implementando sistemas de tratamiento de aguas.
También señaló que las carreteras impactan en los ecosistemas, no solamente están las consecuencias directas de deforestación, sino las de fragmentación del hábitat, de reducción de la diversidad, así como la interrupción de la conexión tanto la política hidrológica como la conectividad biológica.
Desruralización
Sergio Madrid Zubirán, del Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible (CCMSS), señaló que el Tren Maya será un impulso a la desruralización de las regiones del sur del país, donde “se empuja a la gente del campo para afuera”, como sucedió en Cancún.
En Quintana Roo, explicó se ha atraído la inversión facilitando e acceso a la tierra, a los recursos naturales y a la mano de obra barata, con esto se expulsa a la gente del campo; a través de la privatización de la propiedad social, el subsidio al consumo, a la vivienda rural urbana y abandono de servicios públicos en regiones indígenas.
Edición: Ana Ordaz
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