Vivo por y para la literatura: Rosa Beltrán, ganadora del Premio José Emilio Pacheco 2022

La escritora recibirá el reconocimiento el 26 de marzo del próximo año durante la Filey
Foto: Filey

Tras recibir la llamada en la cual le informaron que sería recipiendaria del Premio Excelencia en las Letras José Emilio Pacheco 2022, Rosa Beltrán sintió un absoluto desconcierto, que dio paso a una gran satisfacción. La escritora y catedrática capitalina recibirá dicho reconocimiento el próximo 26 de marzo en el marco de la décima edición de la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (Filey). 

“Un júbilo inmenso por formar parte del grupo de escritores que han obtenido este premio tan importante, desde el propio José Emilio que lo obtuvo en 2013 y que le dio nombre a partir del 2014, hasta Elena Poniatowska, Fernando del Paso, Juan Villoro, Cristina Rivera Garza y Enrique Serna, por mencionar algunos”, manifestó.

Quienes han recibido este reconocimiento, comentó, son autores a los que lee, sigue y admira profundamente, por lo que formar parte de ese grupo representa para ella instalarse en una tradición de escritores varios géneros que tratan de captar el momento histórico que viven, al igual que lo hizo José Emilio Pacheco.

“José Emilio es un escritor muy pedido y leído; importantísimo, uno de mis maestros, porque es un autor de la memoria. Para él, la naturaleza y la historia no son algo que está más allá de nosotros, sino somos nosotros mismos”, sostuvo la galardonada.

Agregó que quien da nombre al premio es un “observador muy penetrante de la literatura”; pero también “de lo que somos y hemos sido”. En su obra, dijo, la historia no es algo que ocurre fuera y que está registrada en los libros, “sino es una que nosotros articulamos y escribimos con nuestros actos”.

Rosa Beltrán se dijo honrada de que el premio haya sido otorgado por UC-Mexicanistas, asociación académica de investigadores y especialistas en literatura reconocidos por sus publicaciones y congresos en torno a la cultura mexicana. Ella también es integrante de ese organismo.

“Para mí, UC-Mexicanistas está formada por los más notables escritores y críticos literarios, así que me honra doblemente que hayan decidido por unanimidad otorgarme el galardón”, reiteró.

Momentos previos a enterarse de que recibiría el Premio Excelencia en las Letras, la maestra Rosa Beltrán se encontraba impartiendo un taller vía Zoom cuando recibió la llamada de su colega Sara Poot, quien junto con Enrique Martín, le hizo saber la noticia. 

“Estábamos tan emocionados que prácticamente Sara y yo nos pusimos a llorar. Qué bueno que no estuve presente en esa nominación porque, le decía yo entre bromas, hubiéramos organizado la Inundación Castálida luego de escuchar el aplauso del auditorio. Fue un momento muy emotivo”, relató en referencia al poemario de Sor Juana Inés de la Cruz.

 

Literatura, el sentido de su vida

Rosa Beltrán es escritora de novelas, cuentos, crónicas y ensayos, aunque reconoció que le resulta cada vez más complicado establecer límites concretos entre los géneros literarios. Desde su perspectiva, estamos viviendo una época de hibridación y diversidad en todos los niveles.

“Que en la crónica hay algo de relato, que la novela tiene buena parte ensayística, que es difícil distinguir lo que ahora se llama autoficción de la ficción pura; de manera que lo que escribo tiene que ver con estos géneros de manera fluida".

“Vivo en la literatura, para y por la literatura, es lo que le da sentido a mi vida. Soy profesora universitaria, he trabajado como editora muchos años, fundado varias colecciones y desde los años 80 he estado cerca del trabajo de edición”, acotó.

Lo anterior, expuso, le ha permitido aprender la literatura de otro modo: desde la construcción de cada uno de los textos que corrige. Se trata, precisó, de un aprendizaje de la palabra que se da de un modo único donde se sabe que no existen en realidad los sinónimos, “sino cada palabra significa una y solamente una cosa”.

De igual modo, ha participado en múltiples conferencias y asegura que seguirá haciéndolo, pues para ella la literatura representa una forma de ver el mundo y conversar sobre él. 

“Este premio para mí es una celebración de la lectura. Que lo dé la Filey y que ésta haya sido fundada por la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) también me entusiasma, pues la UADY cumple 100 años”, abundó.

En ese sentido, la literata subrayó que la universidad pública es particularmente especial, ya que se formó dentro de ese sistema, tanto en la licenciatura -en la Universidad Autónoma de México (UNAM)- como en el posgrado, maestría y doctorado en la Universidad de California, en Los Ángeles (UCLA).

“Respeto y defiendo la educación pública, que me parece sin duda, la mejor”, enfatizó.

 

Génesis de sus letras

Como escritora, Rosa Beltrán nació sin darse cuenta. Este oficio fue creciendo en ella a raíz de su pasión por escuchar cuentos; en primera instancia de boca de su madre. En su caso, a diferencia de muchos otros de sus colegas, su primer acercamiento a la literatura fue mediante la narración oral. 

“Mi madre contaba el mundo de manera mucho más truculenta y terrorífica de la que en realidad es. Me decepcionó un poco saber que no tenía estos elementos que ella le añadía, pero que, desde luego, como niña, lo vuelven mucho más fascinante y misterioso”, contó.

Luego de estos episodios, buscó acercarse como cualquier otro niño a la literatura que le brindaban a través de los libros y de ahí nunca salió. Era un problema en su infancia, recuerda, pues la literatura se consideraba -y a la fecha se considera- un lujo. 

“Todavía es una tara con la que cargamos. Escuchar que le digan a una niña ‘ya deja de leer, ponte a hacer algo’ es bastante elocuente de nuestro desprecio hacia lo que son los mundos de la fantasía, la creatividad y la ficción, sin los que no podríamos sobrevivir”, consideró.

Desde aquellas primeras lecturas decidió no separarse y es así como decidió ingresar a la facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, y Humberto Bátiz, quien entonces dirigía el suplemento literario más importante del país -Sábado, de Unomásuno- la invitó a colaborar.

“Eso me hizo sentir que valía la pena narrar por escrito para otros, que había a quien le interesaba leer esto. Publiqué mi primer libro de cuentos en 1984 en una pequeña edición que se llamaba La Espera y cuando regresé de Estados Unidos escribí La Corte de los Ilusos”, prosiguió.

Esta fue su primera novela, en la que consideró, escribió con la tradición, pero también contra ella. Su personaje central, Agustín de Iturbide pasa a segundo plano y está rodeado por las mujeres que habitan la Corte.

“Y desde ahí me doy cuenta que hay una constante en todo lo que escribo, que tiene que ver con cuestionar ese mundo centrado, perfectamente ordenado y narrado desde el punto de vista masculino, y empecé a buscar sus grietas y fisuras desde otros ángulos y voces”, puntualizó.

 

Experiencia pandémica 

En cuanto a su experiencia pandémica, Rosa Beltrán refirió que ha vivido estos últimos meses de manera ambivalente. Al principio, agregó, hubo una sensación de desconcierto, pero también una falsa idea de que la gente de letras podría concentrarse más en la escritura.

“Muy pronto nos dimos cuenta de que dista mucho de ser el estado ideal de la escritura, porque no se puede escribir con miedo, con zozobra, sin saber qué va a ser del futuro. Sabiendo que hay gente que enferma y muere, o teniendo familiares que pasaron por esta experiencia terrible”, dijo en relación con el Covid-19.

Conforme fueron pasando los meses, sentenció, pudo “adaptarse” a lo que llamó la zoomificación -en referencia a la popular aplicación- pero consciente de que no se puede vivir a través de las pantallas.

“Eso no es el paraíso. Necesitamos escucharnos, vernos en tercera dimensión; abrazarnos, tocarnos, somos mamíferos, seres que solo podemos explicarnos a partir de otros y desde los otros”, recalcó.

Entonces, reconoció, han sido tiempos difíciles. Sin embargo, continúa con su labor en la Casa Universitaria del Libro, desde donde ya impartieron 12 talleres trimestrales en línea, todos ellos siempre llenos.

En ese sentido, la escritora resaltó que la pandemia también hizo que las personas se den cuenta de cuánto necesitan escucharse unos a otros, y estos módulos, al ser participativos y gratuitos, permiten ese intercambio.

“También fue difícil por el hecho de que tengo padres ya grandes; y no solamente me preocupa su salud física, sino el hecho de que al vivir este confinamiento tengan tristeza, depresión y sensación de desamparo”, compartió.

Ahora Rosa Beltrán vive la pandemia “como todos”. Con la idea de que estamos aprendiendo a vivir con ella y de que volveremos a salir a tener una nueva normalidad, “por supuesto, no como la anterior, en unos casos para bien; y en otros no tanto, pero nos volveremos a ver y eso me llena de entusiasmo”, concluyó.

 

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Edición: Estefanía Cardeña


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