De Progreso a NY, el sueño cumplido de la bailarina Susana Sánchez

Cumplir el sueño de ser bailarina profesional a Susana Sánchez le ha tomado 20 años de entrenamiento y constancia, pues desde los tres años inició en el mundo de la danza en su natal Progreso, Yucatán, y hoy en día ha logrado participar en El Cascanueces de la compañía de Nueva York, Syracuse City Ballet, y acabar su carrera profesional, diseño de moda e innovación, al mismo tiempo.

La bailarina recuerda que sus inicios fueron cuando era muy pequeña con Josefina Blanco, en Progreso, pero cuando su maestra tuvo que cerrar su academia, viendo su potencial, le recomendó continuar y le sugirió opciones de academias.

Es así que, aproximadamente a los ocho años comienza con una formación más formal en la danza en Mérida, con Erika Arguelles y, con ello, también las competencias llegaron, tomándose su papel como bailarina cada vez más en serio.

Unos años más tarde, comenzó a formarse con Víctor Salas, ex director de la Compañía Estatal de Ballet y a sus 12 años fue la primera yucateca en presentar un solo en Youth America Grand Prix (YAGP) “y ese fue de mis primeros acercamientos a algo más profesional”.

Su último año lo cursó en Milne Academia de Danzas, donde finalizó su trayectoria como Ejecutante de Danza Clásica en 2016. 

Pero su trayectoria, aún con su juventud, es muy larga; también ha ido a Italia donde participó en el Concurso Domenico Modugno y de ahí le ofrecieron un contrato para bailar en La Ópera del Cairo en Egipto, “pero la verdad no acepté el contrato”. Cuenta que nada fue como le habían ofrecido, tenía que trabajar muchas horas por un sueldo muy bajo, además de que el ambiente de allí con las mujeres quedándose en casa y otras cosas del estilo no le gustaron.

Luego de dejar ese contrato, estuvo en Montreal en Canadá en la Academia de Ballet Metropolitana, con Alexis Simonot.

Pues aunque entró a estudiar Diseño de Moda e Innovación, el sueño de ser bailarina no dejó de andar por su cabeza, así que en medio de sus estudios pidió baja temporal y especial, respectivamente, para poder irse a Córdoba, Veracruz y luego a El Cairo, que terminó siendo Canadá.

Para participar en la compañía neoyorkina Syracuse City Ballet en El Cascanueces su profesor Víctor Salas le comentó de la vacante y la recomendó y, aunque le encantaría regresar e incluso se lo han ofrecido, necesita conseguir la visa de trabajo primero, por lo cual no descarta otras compañías.

La universidad y la vida de bailarina

Cuando entró a la carrera, estuvo durante un mes estudiando diseño de moda e innovación y luego decidió darse de baja un semestre para irse a Córdoba, Veracruz en donde tuvo su formación en ballet con Adria Velázquez durante siete meses, “era mañana, tarde y noche ahí”.

Situación que le enseñó mucho, entre tanto, que aunque ama bailar, considera que hacerlo debe ser disfrutable, por lo que después de esos siete meses regresó un año a continuar sus estudios y, cuando le ofrecieron trabajar en la Ópera del Cairo, tuvo que solicitar una baja especial para no perder el avance que ya tenía en sus estudios.

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En ese momento, el rector de su institución educativa la apoyó para que pudiera bailar en Egipto y, dado que decidió no quedarse allí, se fue hasta Montreal, Canadá, “y allí encantada”. 

Pero al volver la pandemia había llegado al mundo y tuvo que quedarse en casa, hasta que, ya con el formato híbrido de clases, estaba en la temporada del Cascanueces y le solicitó a su coordinadora continuar a distancia.

“Mi última semana coincidió que fue la semana de la función y aparte mi semana de ordinarios. Tuve tres ordinarios en camerinos, así con maquillaje completo del ensayo general, ha sido con mucho apoyo; por ejemplo, mis profes me daban chance de pasar primero para que no tuviera que estar esperando y el director de la compañía también me dejaba escaparme de algún ensayo por exámenes.”

Su examen de titulación no fue la excepción, pues lo presentó un sábado sin bailar ni ensayar ese día. “La compañía profesional ha sido mi mayor reto”.

Su camino no termina con esta temporada en la compañía de Nueva York bailando El Cascanueces, pues ya planea que en enero iniciará nuevas audiciones para compañías de su interés; pero también quisiera conjugar lo que estudió con su pasión y crear una línea de ropa especializada para bailarinas y bailarines.

Sus consejos para quienes sueñan con bailar

“Es un trabajo difícil, pero si estás decidida es cuestión de disciplina y constancia, requiere muchos sacrificios.”

La profesional, resalta que en el mundo del ballet hay que sacrificar muchas cosas, entre ellas las reuniones con amistades y tener prácticas todos los días con la constante de mejorar todo el tiempo; aunque considera válido tomarse un break para cuidarse a una misma cuando es necesario.

“No podemos ser perfectas, pero se trata de estar todos los días un poquito más cerca y también bien contigo misma, de poquito a poquito, pero hacia adelante.”

El ballet es una disciplina que muchas veces exige un tipo de cuerpo delgado, al preguntarle cómo manejar esa situación, reconoce que es necesario trabajar en primera persona el tema para ser saludable desde el interior, pues no todas las personas tienen el mismo tipo de cuerpo y no se trata de si están matándose de hambre o no “yo pienso que lo importante y primordial es la salud”.

En su caso, llegó un momento de su vida en el que cualquier persona la consideraba flaca, pero el mundo de la danza no, por lo que apunta necesario no creerte cuando te dicen “estás gorda”, autoconocerte y autocuidarte en cuerpo y mente.

“No me la vivo en dieta como otras personas pueden creer porque también hay que tener el balance al hacer mucho ejercicio”, pero sí evita el consumo de productos que son dañinos para su salud.

Edición: Emilio Gómez