Las relaciones abiertas requieren diálogo y acuerdos constantes para nutrirse

Mariana Castillo Bustamante vivió durante siete años en una relación abierta y, ahora, ha decidido vivir de forma monógama un nuevo vínculo; sin embargo, considera que tener una relación abierta o no, tiene que decidirse en el diálogo de pareja, por la etapa de la vida y conforme las necesidades personales de cada quien. 

“En mi caso lo que me hizo tomar la decisión de tener una relación abierta fue, ahora que lo analizo mejor, un poco el miedo porque en mi relación anterior había sido traicionada”, es lo que reflexiona al mirar en retrospectiva su vida.

Recuerda que, al tomar este tipo de relación, consideraba que el lazo con su pareja no sería tan fuerte y sería más fácil de dejar en caso de que terminaran, “me hacía sentir que era un poco menos formal”.

En aquel momento, encontraba que podía tener los beneficios de una relación de pareja, pero también su libertad.

Aunque su pareja no se sentía segura al principio de relacionarse de ese modo, optó por aceptar sabiendo que también viviría los beneficios, a pesar de que al principio no los tomaba y no tenía relaciones íntimas con otras personas. 

Mariana revive que, muchos años después de iniciada la relación con sus acuerdos de libertad para conocer otras parejas sexuales, “fue justamente en esos momentos cuando yo me empecé a sentir incómoda […] yo nunca me planteé ese escenario, solo el que a mí me convenía”.

Ahora reflexiona que su decisión al principio “fue muy egoísta sobre cómo me sentía, mis libertades y no pensé tanto en pareja”; aun así, reconoce que la fidelidad no era una imposición, sino una decisión.

Desde su perspectiva, para este tipo de relación nunca se terminan de poner todas las reglas o acuerdos necesarios para que la convivencia de todas las partes sea sana, “es muy difícil, sobre todo mientras la relación avanza y se empieza a hacer más formal”.

Por ello, plantea que siempre deben dialogar sobre cómo se sienten, conscientes de que pueden abrir o cerrar la relación conforme las etapas de sus vidas lo ameriten; “a mí me hubiera gustado saber cuál era el límite de mi relación abierta y decidir cerrarla por un tiempo o algo por el estilo, pero yo no veía ese escenario”

Piensa que en ocasiones la relación puede ser más frágil y mantenerla abierta puede debilitarla aún más, pero otras veces necesita cambios y abrirla puede ser positivo; “siempre se tienen que preguntar cómo se sentirían si la otra persona hiciera lo que ella hace” para considerar cómo sería una relación abierta para cada quien.

“No se puede generalizar para tal edad o etapa es buena, pero sí siento que en la juventud y en etapa de conocimiento puede ser muy buena opción”.

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Edición: Ana Ordaz