Invita especialista a vivir amores sanos y no románticos

Cuestionar el amor romántico no significa ir contra muestras de cariño, pasión o empatía hacia los vínculos sexo-afectivos, “se refiere a un modelo de conducta de cómo amar, una serie de expectativas de qué se supone que es el amor de pareja y cómo tiene que ser para que sea considerado ‘verdadero amor’”, explicó la sicoterapeuta Valeria Manzanilla.

Definió la intimidad como un conjunto de confidencias y emociones que permiten sentir confianza con otra persona hasta el punto de mostrarse vulnerables con las partes más privadas del interlocutor, lo cual no considera sea únicamente propio de las parejas o relaciones sexo-afectivas.

Pensar que la intimidad es limitada a las relaciones sexo-afectivas, como lo propone el amor romántico, impide crear otro tipo de vínculos, llegando incluso a fomentar que únicamente con la pareja tengan lugar las ilusiones, sueños y problemas personales.

“Limitan nuestras interacciones, limita la profundidad de las relaciones que podemos tener con otras personas, incluso si no tenemos vínculo sexual con estas otras personas”. 

Otra de las circunstancias, dijo, es que el amor romántico es muy lindo en apariencia; sin embargo, en sus consecuencias vulnera a quienes lo viven precisamente ante la falta de relaciones íntimas con personas fuera de la relación, por falta de redes de apoyo.

“El amor romántico está sostenido en una serie de ideas de cómo ‘debemos’ amar y cómo nos ‘debemos’ comportar y compartir con nuestra pareja”

Uno de los mitos, señaló, es que cualquier gusto tiene que ser compartido con la pareja, como si se tratara de renunciar a la propia persona para preservar el amor con la otra persona, de lo contrario fuera egoísta con la pareja.

Entre los mitos de este tipo de amor, también apuntó el temor a perder a la pareja y que hay un alma por amar y se ama una sola vez en la vida, “y que si es verdadero amor es para siempre, como una predestinación”.

Bajo estas creencias, renunciar al amor si no funcionó implica renunciar a la posibilidad de ser felices y volver a amar; ante las dificultades de pareja, no hay a quién acudir porque no hay vínculos externos, “¿a quién le cuento si mi mejor amigo es mi pareja?”.

Reconocerse como víctimas de violencia dentro estas ideas impuestas del amor romántico, explicó, es aún más difícil, pues, resulta señalar al “mejor amigo” como un violentador; “si a eso le sumamos el otro mito del amor romántico que es: el amor todo lo soporta, todo lo cambia y todo lo puede”. 

En general, manifestó, los mitos recaen con “deberías” principalmente para la mujer, que debe cambiar al hombre, que debe salvar la relación, que debe cuidar a su pareja; incluso ante infidelidades que culpan a las mujeres “porque no fuimos lo suficientemente amorosas, empáticas, comprensivas, etcétera, como para poder dar la clave en la llave de su corazón”.

Para transformar esta situación, expuso que lo primero es informarse, pues durante toda la vida la crianza ha sido bajo estas creencias, “cuestionárnoslas puede ser incluso doloroso”; sin embargo, dialogar entre mujeres, investigar y crear espacios propios son algunas de las recomendaciones que hizo para afrontarlo.

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Edición: Ana Ordaz