Los martes y sábados, La Fundación Mezcalería se pinta con los colores de Cuba cuando Rubén González Jr. se pone al piano. En ese lugar, el hijo de Rubén González, pianista del mítico Buena Vista Social Club invita a varios artistas locales para compartir música de su padre y otras sorpresas.
Rubén González Jr. comenzó a tocar el piano a los siete años en su natal La Habana, en donde por un lapso de un año se preparó para entrar al conservatorio Manuel Samuel a fin de cursar lecciones de piano durante cinco años.
“Como a los 13 años salí y me dediqué a estudiar otras cosas, hasta que me agarró el ejército, y ahí aprendí a tocar otro instrumento: el contrabajo. Esto para poder entrar en la banda de música, pues no tenían piano”, relató al cuestionarle sobre su arribo a Mérida.
Después de seis años en la banda de música del ejército cubano, recordó, retomó el piano; aunque aclaró que nunca lo dejó del todo, siguió estudiando y tocando con grupos de aficionados en la isla, corría el año de 1979.
En parte, fue su padre quien le contagió el gusto por la música. Para González Jr., los hijos siempre quieren hacer lo que hacen los padres. Sin embargo, reconoció, la “mano dura” la tuvo su madre, que a punta de “pescozones y puñetazos” lo obligó a estudiar, rememoró entre risas.
Tras dejar el ejército, prosiguió, comenzó a tocar con grupos un tanto más profesionales y llegó a Mérida en el año de 1993 para tocar con un conjunto que se llamaba Los Trillizos, pues estaba compuesto por hermanos trillizos.
“Tenían un grupo en Cuba y llegamos a Mérida a dar un espectáculo en el Mesón de Palanca, que en aquel entonces estaba por el rumbo del El Cohete”, compartió González Jr.
Posteriormente, viajaron a la Ciudad de México (CDMX) donde decidieron asentarse por un tiempo para trabajar junto con otros de sus coterráneos.
“Hasta que me llaman de Buena Vista (Social Club) para que sea representante de mi papá, ya que por la edad que él tenía, le fallaba un poco la mente y necesitaba a alguien que lo acompañara, inclusive musicalmente”, sentenció.
Fue ahí, precisó, cuando se enamoró de su música, lo que terminó de suceder durante los ensayos en los que asistía a su padre. Esto ocurrió de 1998 hasta el 2001, cuando la agrupación se retiró con un recital en el Auditorio Nacional.
Luego de eso, Rubén González Jr. regresó a Mérida junto con su padre. En esta ciudad puso un restaurante que se llamaba El Cumbanchero, sobre Paseo de Montejo. Su padre, sostuvo, falleció en el 2003 y el restaurante cerró en el 2013.
A La Mezcalería y la Negrita llegó a trabajar con varios grupos, muchos de ellos músicos de El Cumbanchero y ahí continúa tocando hasta la fecha. En La Negrita se presenta los martes, jueves y viernes, y en la Mezca los martes y sábados -uno sí y uno no- en un horario de 22 a 00 horas.
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Edición: Estefanía Cardeña
