Megaproyectos afectan la vida de animales silvestres: campesinos de Yucatán

Campesinos del sur de Yucatán, que forman parte de la Asociación Regional de Silvicultores del Sur de Yucatán y U Kanantaal Sihnaal, (Al cuidado del Medio Ambiente), exigen que se detengan los megaproyectos debido a las múltiples formas en que afecta a sus vidas y a los recursos naturales. 

A su vez, revelaron que cada año se pierden en esta entidad más de 20 mil hectáreas de selva baja o secundaria por la ampliación urbana y otras causas.

Señalan que el agua está cada vez más contaminada y los animales silvestres ya no tienen alimento y lugar para vivir. 

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“Los pájaros y los tejones ahora se refugian en nuestras milpas y en dos por tres afectan nuestro sistema productivo, sin esperanzas en llevar los alimentos al hogar”, denunciaron en un comunicado.  

“Ahora es difícil cultivar y cosechar, incluso los tejones están incursionando en los solares urbanos o en las plantaciones de piñas, si bien, hace algunos años los tlacoaches, esperaban que maduren, hoy así de verdes los consumen”, señalaron. 

Además, los campesinos indicaron que ahora los solares son afectados por plagas de ardillas, que acaban con los nances, frutos de mamuncillos, mangos, entre otros, esto es resaltado en sus análisis de efectos directos por la aplicación de los megaproyectos.

“Si bien, escuchábamos el caso de Homùno los enormes charcos de heces fecales de las megagranjas en varias regiones, ahora esas granjas ya invadieron el sur de Yucatán, en donde no sólo esperamos pestilencias, sino la grave contaminación del agua”

“En nombre del empleo, megaproyectos amenazan la vida de todos, en donde no sólo se pierden cosechas, sino la grave afectación por siempre del agua que consumimos”

De acuerdo con su comunicado, los campesinos mayas de al menos 40 municipios de la zona centro, sur, y oriente de Yucatán, son los que ven ,más reducida sus cosechas por los efectos del cambio climático, el cambio de uso de suelo, la deforestación y como consecuencia la falta de lluvias.

También reclaman el abandono y de la falta de políticas públicas reales que promuevan el desarrollo integral de las regiones de parte de las autoridades municipales estatales y federales, lo que al final favorecen el despojo de sus territorios, pues no existen subsidios reales para seguir reproduciendo su tecnología milenaria, la Milpa, sistema que se caracteriza por proveer una alimentación sana y sustentable a corto plazo de maíz, frijol, calabazas, animales de traspatio y como subproducto de la selva, la miel de abejas.

Recordaron que, como pueblos originarios y campesinos, cada vez son más violados sus derechos humanos y por su condición de vulnerabilidad han sido ignorados y marginados por los gobiernos anteriores y los de ahora, aseguran.

Mencionan también que con lo del tren “maya”, ni siquiera fueron consultados a pesar de que son directamente afectados en el territorio peninsular.

Por lo tanto, exigen la suspensión total del Tren Maya porque “ha provocado la llegada [de] actores a acampar nuestras tierras, aumentar la violencia y, de paso, acabar con nuestra única economía, la milpa y la apicultura, y de esa forma agravar y privarnos de nuestro sistema natural de riego, la temporada regular de lluvias, y, sobre todo, por erosionar la espiritualidad de nuestros usos y costumbres, la cultura maya viva”.

Piden también la clausura de las mega granjas porcícolas que operan por todo el estado de Yucatán, ya que señalan que están contaminando los mantos acuíferos y que ponen en riesgo la calidad del agua dulce, patrimonio de las nuevas generaciones.

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"Que se respete nuestro derecho fundamental al territorio y a una producción sustentable, como estaba antes del surgimiento de los agroquímicos”.

Aunado a esto, piden que se implemente un programa emergente de entrega justa de maíz, por los siniestros de la temporada pasada, inundaciones y plagas.

Piden que se otorguen incentivos a los que ya producen de manera orgánica y que se considere la capacidad del campesino en la regeneración de su propia tecnología y la utilización de los saberes milenarios.

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Edición: Estefanía Cardeña