Colorín sietecolores: Passerina ciris

Familia: Cardinalidae

Orden: Passeriforme

Distribución: Desde el Sur de Estados Unidos hasta el Noreste de México; invierno desde México hasta el centro de Panamá.

Fisionomía: La cabeza es azul, el anillo ocular rojo, la espalda amarilla verdosa, las partes inferiores, rabadilla y coberturas superiores de la cola rojas.

Hábitat: Sitios áridos y semihúmedos; áreas semiabiertas con cultivos, orillas de arboledas, prefiere áreas de descanso en sitios poco concurridos por la población.

Alimentación: Principalmente semillas de diversas flores o frutos, así como pequeños invertebrados.

Longevidad: Puede vivir entre 10 y 17 años.

Amenazas: Tráfico ilegal, agroquímicos y cambio climático.

Como muchas otras especies de aves, el colorín sietecolores (Passerina ciris) juega un papel vital en la salud de los ecosistemas de la península de Yucatán. Región en donde, tras una larga travesía, descansa su colorida existencia y se alimenta; incauto de los peligros que asoman entre sus lajas, principalmente, su captura ilegal. 

El colorín sietecolores es un ave muy particular y carismática a razón de la amplia gama de tonalidades que luce su plumaje. Entre las diferentes aves canoras que pertenecen al orden de los paseriformes, esta ave destaca por esa característica que, lamentablemente, la convierte en un codiciado blanco para sus captores. 

Gilberto González Kuk, capacitador en el Programa de Aves Urbanas de la CONABIO explicó que dicha ave pertenece a la familia Cardinalidae, es decir los cardenales, aunque realmente, aclaró, por sus hábitos se le puede considerar entre las semilleras. En la península de Yucatán se le conoce como mariposo o sac’ nal en lengua maya. 

Se trata de un ave migratoria y en esta región únicamente puede encontrarse durante su temporada de viaje, a finales y principios de año. En otra temporalidad, explicó, es muy poco probable su avistamiento. 

 

Foto: Cody Stricker

 

El mariposo debe su colorido plumaje a la adaptación genética que lo caracteriza. Su alimentación y la adaptación que ha tenido a los ecosistemas que habita han derivado en estos patrones, sostuvo González Kuk, quien también se desempeña como profesor en la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) de la UNAM.

Otra cuestión interesante de la especie, prosiguió, es su dimorfismo sexual. Esto significa que únicamente el macho posee la característica de los colores; la hembra suele ser solamente de un color verdoso o amarilloso. 

En cuanto a sus características físicas, el experto detalló que, al pertenecer a la familia de aves canoras, los ejemplares son pequeños. Su tamaño puede alcanzar 12 centímetros y su peso es muy ligero. 

 

Foto: Fernando Pérez Peralta

 

“Su espalda es amarilla verdosa con partes azules y rojizas, un anillo ocular rojo y su cola es roja. Esta multiplicidad de colores la hace inconfundible”, mencionó en referencia a los colorines sietecolores machos. 

La especie se encuentra entre las aves más coloridas que pueden avistarse en la región, destacó, aunque hay otras que igual poseen características similares pero pertenecen a diferentes familias como, por ejemplo, el tucán. 

 

Ave viajera

El hábitat natural de los mariposos se ubica al norte del continente americano, expuso Gilberto González, sobre todo al sureste de Estados Unidos, y su proceso migratorio comprende varias zonas del norte de México, pudiendo llegar hasta Centroamérica, pasando por la península de Yucatán.

 

Foto: Michael D Fox

 

Su etapa reproductiva, que es parte del proceso migratorio, lo hace en el norte del continente, y al llegar a Yucatán como parte de su travesía, descansa. Esto, dijo, desde que su hábitat sufre abruptos cambios de clima.

“Cuando las condiciones se tornan inhóspitas, ‘baja’ al sureste a descansar; a recargar fuerzas; y alimentarse. Es en Yucatán en donde se recupera por un lapso de dos a tres meses a inicios de año”, abundó.

Al colorín siete colores puede avistársele prácticamente en toda la península yucateca, especialmente en sitios áridos y semi húmedos rodeados por áreas de cultivo. Esto, señaló, a razón de sus hábitos alimenticios que incluyen semillas y pequeños invertebrados.

“Comunidades rurales, áreas con campos de producción agrícola, también en las sabanas y en donde hay selva en recuperación, que se le denomina acahuales. Es poco probable encontrarlo en la ciudad, salvo que haya sido objeto de captura”, acotó.

 

Tráfico ilegal en aumento

El mariposo es una especie considerada casi amenazada por la Unión Internacional de Conservación (UICN, por sus siglas en inglés) y también protegida por leyes internacionales. En México figura en la NOM-059 como especie sujeta a protección especial.

“En esta categoría hay mil 183 especies en todo el país, entre aves, mamíferos, reptiles, y flora. De ellas, 117 son aves; y entre ellas se encuentra el mariposo”, subrayó el maestro González Kuk.

 

Foto: Andrew Cannizzaro

 

Este grado de amenaza, continuó, implica que se encuentran bajo riesgos que afectan su viabilidad y existencia. Aún no figuran bajo el concepto de amenaza latente, aclaró, pero pueden llegar a encontrarse con amenazas más profundas.

“Esto implica que se tienen que determinar estrategias de recuperación y conservación de sus hábitats y sus poblaciones para que no pase al siguiente grado de amenaza. Si no se toman medidas pronto, esto podría suceder”, advirtió.

La Profepa es la encargada de regular esta situación y contempla sanciones de hasta 30 años de cárcel o multas que pueden alcanzar 60 mil pesos. Pese a estas penalizaciones, condenó, cada vez hay más tráfico ilegal en Yucatán.

 

Amenazas latentes

El colorín sietecolores es una especie amenazada desde diversos ángulos. La principal, lamentó Gilberto, radica en su cotización en el mercado del tráfico ilegal a razón de su colorido plumaje, que representa un atractivo para quien irresponsablemente busca tenerla como mascota.

“Durante la temporada que pasa en el estado es capturada en muchas comunidades. A lo mejor no la capturan para comercializarla; pero al parecerles atractiva, la capturan para tener como mascota”, sentenció.

Presenta amenazas cada vez más latentes en la cuestión de la pérdida de su hábitat y las coberturas vegetales. Cada vez tiene menos espacios de alimentación y descanso; y el uso de agroquímicos es otro factor que la pone en riesgo.

 

Ilustración @ca.ma.leon

 

“Otra de las cuestiones es el cambio climático durante su migración, ya que los fenómenos climáticos son cada vez más abruptos, lo que impide que lleguen a cumplir su proceso migratorio, lo que pone en riesgo su población”, aseveró.

Se trata, aseguró González Kuk, de un ave vital para cualquier tipo de ecosistema por el hecho de que durante su proceso migratorio atraviesa por diferentes paisajes por los que dispersa semillas de frutos y flores silvestres. También regula poblaciones de insectos que pueden convertirse en plagas. 

 

Como cada viernes, La Jornada Maya te invita a conocer la fauna endémica del sureste mexicano. Aquí te compartimos la colección que tenemos hasta el momento. ¡Disfrútala!


Edición: Estefanía Cardeña


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