La atención a denuncias de trabajadoras en la UADY fue revicitimizante, visibilizan

Señalan que la institución siguió un proceso de consolidación y no el protocolo de violencia de género
Foto: Cecilia Abreu

Tras la denuncia colectiva acusando a Humberto Z. de hostigamiento, acoso y abuso sexual en la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), la institución educativa decidió finalizar la relación laboral. Sin embargo, lamentan que el proceso haya sido revictimizante para las trabajadoras afectadas.

Rosa Cruz Pech, fundadora de UADY Sin Acoso expuso que la resolución no les fue dada el pasado viernes 15 de julio a las 11 horas como habían establecido, sino hasta las 18 horas y únicamente vía telefónica de forma posterior a que enviaran un comunicado para prensa, sin entregarles un documento escrito o les enviaran un correo electrónico con la información.

Además, lamentó que tampoco les brindaron detalles sobre la decisión que tomaron; “al tratarse de la primera vez en los 100 años de la vida universitaria de la Universidad Autónoma de Yucatán, este es el primer caso, no existen los procesos ni existen antecedentes para llevar el caso; sin embargo, desde Cejudi y UADY Sin Acoso había mejores maneras para no revictimizar”.

“La violencia sexual es una violación de derechos humanos; el acoso y el hostigamiento amenazan la igualdad de oportunidades y es incompatible con el derecho a tener condiciones de trabajo seguras, es por ello que todas las instituciones, incluyendo las educativas como la Universidad Autónoma de Yucatán, tienen la obligación de investigar todas las situaciones que pudieran ser de acoso y hostigamiento a través de procesos efectivos, con la debida dirigencia y reparación integral. Lamentablemente este no fue el caso”, expuso Silvia Esquivel Canul, coordinadora de proyectos Centro por la Justicia, Democracia e Igualdad (Cejudi).

Señaló que, aunque las quejas fueron interpuestas a través del Protocolo de Prevención, Atención y Sanción de la Violencia de Género, la UADY optó por llevar a cabo un proceso de conciliación laboral por conflictos individuales de trabajo, mismo que “está pensado para conflictos de trabajo, no para agresiones”.

El protocolo vigente, destacó, está diseñado para atender este tipo de violencias denunciadas, mientras que la conciliación no y debieron aplicar el protocolo para protegerlas, en especial porque “una de las naturalezas de la conciliación es que debe ser voluntaria y las trabajadoras desde el inicio dijeron que no querían ningún tipo de conciliación y aún así la universidad llevó este proceso”.

 

Leer: Para combatir la violencia de género, urge aprobar nuevo protocolo de la UADY: Cruz Pech

 

Esto ocasionó que el proceso fuera revictimizante y violatorio de derechos humanos, subrayó; “las trabajadoras tuvieron que repetir en reiteradas ocasiones los sucesos que les habían pasado, sus agresiones, incluso frente al mismo agresor, quien no dudó en llamarlas mentirosas y otros nombres denigrantes”, explicó Esquivel Canul.

A las víctimas tampoco les respetaron su derecho a la confidencialidad, apuntó, pues en cuanto denunciaron, le notificaron a la directora y al agresor, con esto último, poniendo en riesgo su seguridad.

“Nunca recibieron una asesoría legal adecuada por parte de la universidad, nunca se les explicó claramente cómo sería el proceso, se les convocaba a reuniones donde no les explicaban para qué, si tenían que ir preparadas con testigos, pruebas u otras cuestiones”, destacó.

Aunque, dijo, aplauden que finalizaran el contrato del acusado, lamentó que no sea una medida de reparación integral porque no cuenta con garantías de no repetición, ni reeducación para Humberto Z., así como medidas preventivas para la comunidad universitaria, una disculpa pública a las trabajadoras, entre otras acciones.

En esta ocasión, detallaron, fueron dos denuncias las que se realizaron por medio del protocolo, pero todas las trabajadoras -28- afectadas.

Guadalupe Vázquez Erosa, de servicios escolares de la UADY, en voz de las trabajadoras administrativas y manuales, agradeció a UADY Sin Acoso y Cejudi por acompañarlas durante el proceso, velando por su seguridad. 

“Quiero recalcar la valentía de mis compañeras por la decisión de no callar, por dejar a un lado nuestras diferencias y unirnos en un solo fin: nuestra seguridad”, expresó.

Y levantó la voz también para decirles a sus compañeras “no están solas”, así como para exhortar a las autoridades de la universidad para escucharlas: “nuestra voz también vale” y actualizar el protocolo de atención a la violencia de género, pues el actual expone y vulnera a quien recurre a él.

 

Edición: Laura Espejo


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