Una infancia en el bosque, encuentros con serpientes, las afectaciones del consumo del aceite de palma y la violencia en el mundo animal fueron, entre otros, los temas que se platicaron durante el primer capítulo de la Sociedad de Científicos Anónimos en Mérida.
Entre el olor a las clásicas enmoladas de El Apapacho, risas, cócteles y cervezas, José Cortés y Álvaro Sainz inauguraron el primer encuentro que saca a la ciencia de sus espacios convencionales y la lleva a ambientes más relajados que promueven la interacción.

Esta plática, en el restaurante ubicado en el centro de la capital yucateca, fue dedicada a la presentación del libro Fieras familiares, de Andrés Cota Hiriart, fundador de la Sociedad de Científicos Anónimos.
El libro es un recorrido por los encuentros (y desencuentros) con la naturaleza que ha tenido Andrés durante toda su vida.
El zoólogo recordó sus interacciones con las especies del bosque durante sus vacaciones de la infancia. También la vez que una serpiente lo mordió y padeció varios minutos intentando quitársela.
Y es así como entre las anécdotas salen los datos científicos: “¿Sabían que México es el país con más diversidad de serpientes en el mundo?”, comenta Andrés ante el público que lo escucha con interés.

Ese es el objetivo de la Sociedad de Científicos Anónimos, lograr una conexión con los asistentes con una plática amena en espacios acogedores.
Cada mes, el equipo que en Mérida es encabezado por José Cortés y Álvaro Sainz, realizará esta dinámica en bares y cantinas para compartir una cerveza y mucho conocimiento. No es una exposición, es un encuentro dinámico en el que el público está invitado a interactuar e intercambiar experiencias.
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