En cumbre, resaltan importancia de las mujeres para la defensa del territorio

Activistas y académicas celebraron la participación social en la política ambiental
Foto: Abraham Bote Tun

Teresita Antazú López, lideresa yanesha, originaria de Nuevo Antonio, una comunidad ubicada en el distrito de Oxapampa, de la región Pasco en la selva del Perú, es rebelde desde la cuna y no demuestra temor al defender sus tierras de megaproyectos que amenazan sus recursos, aunque esto le cuesta la cárcel.

Durante seis años llevó un “agresivo” proceso jurídico en su contra, por su “rebeldía”, sus ideologías y la defensa de la tierra y los derechos de sus comunidades indígenas. No fue a prisión, pero esto la hizo ser todavía más valiente para seguir luchando por el derecho de las mujeres y los pueblos originarios.

La cornesha, como se les conoce a líderes del pueblo Yanesha, fue haciendo valer su voz, rompiendo con los paradigmas y tradiciones machistas de su comunidad. En una  samblea, donde las mujeres no podían estar al frente y eran relegadas, necesitaban a alguien que supiera usar la máquina de escribir para hacer el registro de los acuerdos, ella era la única que sabía. Ningún hombre tenía ese conocimiento debajo de sus prejuicios y estigmas. Ahí se ganó el respeto de todos. “Fue la primera vez que los hombres valoraron a una mujer”, relató.

La activista participó este jueves 9 de febrero en la mesa panel Equidad de Género en el Desarrollo Sustentable, moderada por Sayda Rodríguez Gómez, titular de la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS), que se realizó como parte de la Cumbre Biópshera, en el Centro de Convenciones Siglo XXI.

La activista junto a María Guadalupe Leyva Santillán, coordinadora del Movimiento de Mujeres en la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques; e Isabel Studer, directora de la Universidad de California, compartió el mensaje de que las mujeres deben ser valientes,
“que sepan que son agentes de cambio”.

Además, tanto hombres como mujeres deben cambiar su pensamiento, proceso que debe empezar desde los hogares, para que las mujeres se puedan empoderar, que tenemos los mismos derechos y estar al mismo nivel y ser solidarios para hacer cambios en beneficio del planeta.

Rodríguez Gómez planteó la pregunta a las panelistas: ¿Qué se necesita para lograr una equidad y sostenibilidad?

María Guadalupe comentó que primero hay que empezar a visualizar a las mujeres, que su voz sea escuchada; que todos los proyectos, de cualquier índole, se construyan desde la visión de las mujeres hacia el mundo.

“Las mujeres estamos en todos lados, no podemos visualizar una organización sin mujeres, una comunidad sin mujeres. Estamos ahí, somos agentes de cambio, pero si no tenemos la participación y la voz no podemos hacer ese cambio”, reflexionó.

Por ejemplo, según ha podido documentar, a los pueblos llegan proyectos de ganadería exclusivos para mujeres, pero ellas no tienen esa necesidad o no quieren hacer eso. “Hacer los proyectos de abajo hacia arriba, desde la visión de la mujer hacia el mundo”, precisó.

Teresita comentó que, cómo mujer indígena, desde que crecemos en la comunidad nos han enseñado que la mujer debe ser la que cuida a los hijos, cocina y atiende al esposo e incluso que no debemos hablar.

Pero esto, enfatizó, debe cambiar, y se tiene que lograr desde el hogar, mamá y papá deben enseñar que todos los hijos e hijas tienen los mismos derechos.

La también responsable del Programa Mujer Indígena de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep) igual es jefa de familia, “no sólo el hombre”. Dijo que debe existir paridad en las asambleas y organizaciones comunitarias, en los puestos de poder y toma de decisiones.

Para Isabel, hay que atender los problemas sociales y culturales que generan esta desigualdad y así lograr cambios y una equidad, y hacer partícipes también a los hombres en estos temas, desde que son niños para lograr cambios concretos.

Además, según expuso, las mujeres son el sector más vulnerable en la economía, en la sociedad y además se ven más afectadas por los efectos del cambio climático e impactos ambientales.

En otro tema, Guadalupe Leyva recalcó la importancia de la organización para frenar proyectos que atentan contra los pueblos, de diversos sectores, tanto de hombres como mujeres, por ejemplo, mencionó el caso de una empresa minera en la sierra Norte de Puebla.

“Nuestro territorio está en riesgo. Entonces, ¿qué vamos a hacer? Tenemos que unirnos, tenemos que trabajar en conjunto, no importa si tú eres de esta organización, es un problema que nos va afectar a todas y todos por igual”, indicó.

Además de los cambios de pensamiento dentro de la familia, enfatizó en que las mujeres deben acceder a financiamientos de manera directa, sin depender de los hombres para realizar programas y acciones en beneficio de sus comunidades.

Antazú López indicó que igual trabaja para promover los derechos de las mujeres y talleres de liderazgo en los pueblos originarios de Perú, para que rompen con el miedo, que no se queden calladas y sepan que puedan denunciar a sus parejas por ejercer violencia, que existen leyes que las protegen; y para que las mujeres estén involucradas en todos los procesos de decisión. 

 

Edición: Laura Espejo


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