Niñas científicas, la esperanza para ganar espacios para las mujeres en Yucatán

A través de un programa diseñado por la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Unidad Mérida, en conjunto con otras instituciones locales, niñas yucatecas tienen la oportunidad de acceder a sus primeras experiencias dentro de la investigación científica, un paso hacia la desaparición de la brecha de género que actualmente existe en el gremio.

Las pequeñas que participan en el Programa de Vocaciones Científicas de Niñas en Yucatán desarrollan proyectos relacionados con su entorno y con los temas que les interesan, tanto de ciencias naturales como de ciencias sociales.

Tal es el caso de Sofía Flores, de 12 años; Linette Lara, de 11 años; Jatziby Cruz, de 13; Fernanda Aguilar, de 12; y Emily Contreras, de 15 años, quienes forman parte de la segunda y tercera generación del programa -que actualmente se encuentra en la cuarta- y aseguran que existe un antes y un después de haber sido parte del programa.

Sofía diseñó un proyecto sobre abejas meliponas en el que se encargó de investigar sobre su importancia y difundir esta información a las personas cercanas. Ahora pretende desarrollarse como diseñadora gráfica, pero una que ayude a elaborar carteles con datos sobre el cuidado del medioambiente.

Linette trabajó sobre los efectos negativos de la basura y la solución que representa el reciclaje y planea continuar trabajando en una campaña que promueva esta acción.

Jatziby investigó sobre la importancia del agua limpia para las abejas y compartió los datos con sus vecinos, amigos y hasta con los compañeros de escuela de su hermano. Ahora tiene claro que quiere convertirse en programadora, pero no pierde de vista el tema, que seguirá compartiendo.

Fernanda estudió sobre el pH de la lluvia y la contaminación de los cenotes y tras conocer el impacto negativo se ha encargado de llevar el mensaje del cuidado del agua y el riesgo que representa quedarnos sin el recurso hidráulico.

Emily se inclinó por las cuestiones sociales y trabajó en un proyecto sobre la violencia de género. Enojada por las situaciones de sus vecinas, víctimas del maltrato de sus maridos, decidió investigar sobre cómo ayudar a que las mujeres pidan ayuda y no permitan las agresiones.

“Nosotros nos centramos mucho en que los proyectos puedan estar relacionados a cuestiones de su entorno, ya sea social, natural y que las mentoras sean quienes acompañan, que no sea al revés, que las mentoras les digan qué van a estudiar sino que se acoplen a los intereses y también a los conocimientos que tienen las niñas sobre su entorno. De esta manera buscamos una perspectiva diferente de cómo acercar a la niñez a la ciencia”, explica Diana Falcón del Programa de Vocaciones Científicas de Niñas en Yucatán.

El programa, que surge en medio de la pandemia, busca darle espacios a las niñas para que se den cuenta de su propio potencial y para que puedan decir y decidir sin los típicos condicionamientos de género.

En el marco del 11F, Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se conmemora cada 11 de febrero, Diana recuerda lo necesario que es incluir a las niñas en el proceso científico para subir los números de mujeres científicas en un futuro, pero sobre todo para que ellas estén conscientes de que pueden ocupar espacios porque también son capaces.

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“A través de la educación también repetimos muchos estereotipos de género, aunque nosotros como que digamos no, pero los tenemos porque es parte de la sociedad, sin embargo tenemos que ver cómo irlos rompiendo y cómo ir mostrando una perspectiva diferente a las niñas”, señala Diana.

La importancia de las mentoras

El programa comienza con una primera fase que es la de la selección. De la mano de la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de Yucatán (Segey) capacitan a personal docente para que acompañen a las niñas interesadas en participar en los talleres de habilidades científicas, que es donde se identifica a las participantes.

Después, se emite una convocatoria para las mentoras, que son científicas de instituciones como la UADY, el Cinvestav, el Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), entre otras, realicen el voluntariado con las niñas.

Las mentoras acompañan a las niñas a desarrollar los proyectos que las pequeñas proponen a través de reuniones virtuales cada dos semanas.

Las niñas destacan que esta figura es de gran relevancia porque gracias a ellas aprendieron sobre investigación y ciencia.

“Mi mentora me enseñó cosas que yo ni siquiera había aprendido en la escuela”, comenta Linette.

“Yo sigo en contacto con mi mentora porque ella estudia sobre el agua, ríos y mares y me platica sobre sus investigaciones. Es una figura muy especial para mí porque me ayudó a desarrollar mi proyecto”, reconoce Jatziby.

“(Mi mentora) me marcó porque me enseñó cosas que no sabía y gracias al proyecto pude salir a la calle para entregar boletines a las mujeres de mi localidad y decirles que no permitan el maltrato”, compartió Emily.

“A mi mentora le importa la naturaleza y la convierte en parte de ella, gracias a su apoyo pude vivir una experiencia nueva”, dijo Sofía.

“Gracias a ella me interesó más el tema del agua”, manifestó Fernanda.

Después de culminar el programa, las niñas tienen claro que quieren seguir abonando al desarrollo y la presencia de las mujeres en la ciencia y tecnología que se hace en Yucatán. 

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