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Juan Manuel Contreras
30/07/2025 | Mérida, Yucatán
En Yucatán, la trata de personas permanece como un delito invisible ya que no se han registrado denuncias en los últimos tres años, pero especialistas advierten que la ausencia de reportes no implica la ausencia del delito. Por el contrario, alertan que este fenómeno persiste de forma silenciosa, especialmente a través de internet y en espacios vinculados al turismo. Así lo señalaron durante el conversatorio “Sin trato… no hay trata”, realizado en el foro cultural Amaro, en el marco del Día Mundial contra la Trata de Personas.
El evento, moderado por la activista Olga Moguel Pereyra, reunió a especialistas en prevención del delito y atención a víctimas, entre ellos Medardo Zavala Vera, titular de Prevención del Delito de la Fiscalía General del Estado (FGE); y la hermana Guadalupe Martínez González, integrante de la organización RAHAMIM, con más de una década de experiencia en el acompañamiento a mujeres sobrevivientes de explotación.
Zavala Vera aclaró que, aunque no se han reportado casos judicializados en la entidad desde hace tres años, eso no significa que el delito no ocurra. “En la calle todos dicen ‘yo creo que sí he visto algo’. El problema es que no hay denuncias, y eso nos impide actuar con contundencia”, apuntó.
El funcionario recordó que la mayoría de las víctimas de trata no están en condiciones de pedir ayuda de inmediato. “La persona está siendo coaccionada, le quitan los papeles, la amenazan, la manipulan emocionalmente o le prometen cosas que no cumplen. Por eso, cuando alguien se atreve a hablar, es porque ha superado muchas barreras. Nosotros como sociedad debemos insistir, no desistir a la primera”, expresó.
Con base en datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Zavala detalló que los delitos de trata en México se concentran principalmente en la explotación sexual y afectan especialmente a mujeres, niñas y niños: “más del 90 por ciento de los casos detectados a nivel nacional tienen estas características. Los tratantes no eligen a sus víctimas al azar, buscan personas con alguna vulnerabilidad”.
Una de las principales preocupaciones actuales, añadió, es el uso de internet para el enganche. Plataformas digitales como redes sociales, chats o videojuegos en línea, lamentó, se han convertido en herramientas comunes para la captación de menores y adolescentes, que muchas veces son manipulados sin que sus familias lo noten.
“Desde hace un año implementamos un programa de prevención de la trata de personas, que lleva el mismo nombre del conversatorio: Sin trato… no hay trata. Lo ofrecemos en centros educativos, instituciones y, de manera estratégica, en hoteles y centros de hospedaje”, explicó.
Dijo que el sector turístico es especialmente sensible en este tema, por lo que se han acercado a establecimientos de hospedaje para capacitar al personal en la detección de señales de alerta: “ya no esperamos a que nos llamen, vamos directamente a ofrecerles las herramientas. Sensibilizamos al personal para que sepan qué hacer si detectan algo sospechoso”.
Por su parte, la hermana Guadalupe Martínez González, de RAHAMIM, advirtió que detrás de la trata hay una estructura social que cosifica a las personas y alimenta la explotación: “no se trata solo de rescatar a una víctima, el problema es estructural. Hay una demanda constante que sostiene este mercado de cuerpos y voluntades. La trata existe porque hay quien paga por ella”.
Desde su experiencia con mujeres sobrevivientes, Martínez González abundó que el daño no termina con el rescate: “la verdadera lucha comienza después, en la reconstrucción de la dignidad, en devolverles la voz. No basta con la asistencia. Se necesita acompañamiento, justicia, reparación; y, sobre todo, un cambio social que deje de ver a las víctimas como culpables”.
Ambos ponentes coincidieron en la importancia de que la ciudadanía esté alerta y se atreva a denunciar. Zavala recordó que cualquier persona puede reportar de forma anónima una situación sospechosa a través del número 089, o bien marcar al 911 si se trata de una emergencia.
“No estamos desarmados, pero necesitamos que la sociedad colabore. La trata es un delito que se esconde a plena vista. Solo con empatía, conocimiento y acción podremos enfrentarla”, concluyó.
Edición: Fernando Sierra