Laura Adriana Bautista Hernández*
Foto Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya
El concepto decidir tiene dos componentes: la idea y la acción. No basta con pensar en decidir, sino que se debe materializar para que se convierta en un acto; y justo son las acciones y las ideas las que como sociedad buscamos que sean acordes con nuestros contextos y realidades.
El derecho a decidir es una propuesta del movimiento feminista, utilizado ampliamente en el tema de la sexualidad; sin embargo, también puede extenderse a todas aquellas acciones en las que la ciudadanía esté inmersa. Decidir sobre quiénes serán nuestros gobernantes, el número de hijas e hijos que deseamos, la interrupción legal del embarazo, dar leche materna, entre otros ejemplos.
En la actualidad luchamos para que nuestras decisiones sean lo más cercanas a lo que deseamos, a lo que representa nuestra idea de modelo de vida, a nuestra filosofía y al respeto de los derechos humanos. Cuestionamos los dogmas, los mandatos o el famoso “deber ser”. Por ejemplo, algunas mujeres se preguntan ¿por qué debo darle leche materna a mi hija o hijo? Las respuestas son: porque así debe ser o existen otros factores a considerar. Hay mujeres que estaban dispuestas a hacerlo; sin embargo, al momento del nacimiento las imposibilitó su trabajo, o quizá una situación médica (aun cuando existen fármacos que no alteran la leche materna) o su disposición ha cambiado. Todas son opciones válidas y posibles. Algunas mujeres no pueden preguntarse, lo tienen que hacer porque es lo que indica la biología, la sociedad o la familia, porque si no lo hacen encontraremos frases como “no eres buena madre” o “tu hijo o hija no tendrá defensas y será tu culpa”, “para qué quieres hijos/as si no los vas a amamantar”, etcétera. En este ejemplo, la idea de lo femenino, lo masculino y de la maternidad están presentes; la maternidad se concibe como única y se practica de la misma manera, ya que nos resulta difícil aceptar la idea de que existen otras formas de maternidades.
Como sociedad caminamos hacia la construcción de nuevos modelos, lo hemos hecho a partir de cuestionarnos, porque creemos que hay otros caminos.
El derecho a decidir nos ofrece la capacidad y la autodeterminación que tenemos las personas para tomar decisiones. Se trata de una construcción individual en la cual como personas podemos decidir a partir de nuestra jerarquía de valores, cuidando dignificar a las personas y abonando siempre a la construcción de una sociedad libre y respetuosa.
Sigamos trabajando para construir una sociedad donde el derecho a decidir pueda representar el disfrute pleno de la ciudadanía y por tanto un mundo de posibilidades y diversidades.
*Psicóloga de profesión base, Maestra en Políticas Públicas y Género por la FLACSO México, desde hace 13 años ha trabajado y escrito sobre temas de juventud, sexualidad, el género y la derechos humanos de las mujeres. Feminista por convicción.
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