Europa y América en Mérida

Paul Antoine Matos
Fotos: Raúl Angulo Hernández
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Lunes 17 de octubre, 2016

Mérida fue sede del encuentro entre Europa y América, en el Festival Internacional de la Cultura Maya (FICMaya) 2016. Con teatro de Miguel de Cervantes Saavedra, Europa ocupó el centro de la Plaza Grande; mientras tanto el son cubano hizo lo propio en el Parque de la Alemán, con el Septeto Nacional Cubano Ignacio Piñeiro.

[i]De pícaros, truhanes y… actores[/i], obra proveniente del Cervantino recorre las novelas del Manco de Lepanto y otros autores de la época. Eran comedias de la España de los siglos XIV, XV y XIV, pero adaptadas a problemáticas actuales y con situaciones muy reales del México en el siglo XXI.

Frases como “no hay mejor industria que la caridad”, expresadas en la representación del Lazarillo de Tormes, ponían en contexto la situación del país y la relación con la Iglesia.

El Lazarillo del FICMaya persiguió una mosca verde y rechoncha para comerla, hasta llegar a una panadería en donde el insecto se posó sobre un bolillo. El personaje atrapó el bolillo, pero en ese momento llegaron helicópteros de la imaginación. “Ahora sí agarrarán a un grande –dijo para sí mismo el hambriento pícaro– tal vez a Duarte, a Romero Deschamps o Rosario Robles”.

No. Lo atraparon a él. “En este país se puede robar una tesis completa, pero no un bolillo”, lamentó.

Luego, el juicio público. Los presentes en la Plaza Grande tenían que decidir si liberarlo por su hambre o encontrarlo culpable. “[i]Like[/i] o [i]unlike[/i], tiene que llegar a un millón de Likes”, dijo la jueza. La mayoría eligió la inocencia, pero un par de personas la culpabilidad. Fue criticado por el mismo Lazarillo.

Después, apareció [i]La Celestina[/i], de Fernando Rojas, interpretada por Luis Esteban Galicia. Intermediaria en las relaciones de parejas, descrita como un Tinder moderno, también reparaba la virginidad de las mujeres para que éstas se pudieran casar.

Criticada por la sociedad española, los actores tocaron una canción, junto a Analí Sánchez Nelly en el teclado y Alejandro Salcedo con las percusiones; los actores incitaron al público a corear un par de palabras alusivas al oficio más antiguo de la humanidad, pero no encontraron eco en los meridanos. Ninguno de los aproximadamente 70 se animó. Un par de señoras de avanzada edad dejaron la Plaza Grande, visiblemente disgustadas.

Tito Vasconcelos, que además de dirigir, se caracteriza de diversos personajes, como el Lazarillo de Tormes y Pedro de Urdemalas, expresó que la prostitución “es un oficio, que tiene que legislarse, para que no sufran de acoso policíaco, para que se les trate con respeto y tengan acceso a la seguridad social. O, ¿ustedes piensan que las mujeres en minifalda y maquilladas buscan ser violadas? (algunas risitas de gente entre el público) ¿Por qué juzgar?

Vasconcelos dijo al terminar la obra que es parte del género didáctico, en la que se presentan situaciones actuales de la sociedad, para que los ciudadanos sean conscientes de los problemas de México y el mundo.

[b]Cuba[/b]

La noche ya estaba sobre Mérida. La acera del teatro Armando Manzanero estaba repleta de gente que esperaba ver [i]Don Quijote[/i], de la Compañía Estatal de Ballet Clásico de Jalisco.

El Septeto Nacional Cubano Ignacio Piñeiro, que este año tiene un disco nominado al Grammy, se presentó en el Parque de la Alemán. A pesar de la poca asistencia, el público se encendió con el son caribeño.

Los músicos, entre ellos Eugenio Rodríguez de 77 años en las maracas, invitaron a bailar a los presentes que, poco a poco, convirtieron la cancha en una pista de baile. Las parejas daban giros y seguían el ritmo de canciones como [i]Échale salsita o La cubana es la perla del Edén[/i].

La noche fresca de Mérida fue coronada por una espléndida luna de octubre, que iluminó la capital de Yucatán.