Óscar Rodríguez
Foto cortesía de Karla Ortega, Gran Acuífero Maya
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Jueves 29 de septiembre, 2016

Tras la primera inmersión en el Cenote Xlakah, el arqueólogo subacuático del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el doctor.Guillermo de Anda Alanís, afirmó que el trabajo que el legendario Bill Andrews realizara 60 años atrás, en su interior, fue meritorio dada la complejidad del contexto y los incipientes avances técnicos en el buceo de la época. Aun así, intentó hacer una rigurosa exploración arqueológica. Al doctor de Anda le llamó la atención la escala e intensidad de la exploración, sobre todo si se recuerda la extracción de unos 30 mil objetos arqueológicos. Aunque la mayor parte del material fue extraído del contexto, el yacimiento arqueológico sigue ofreciendo mucha información sobre las costumbres y pensamiento de los antiguos mayas.

El equipo de especialistas que acompañó a [i]Memo[/i] de Anda en esta histórica inmersión, estuvo conformado por el biólogo Arturo Bayona Miramontes, encargado de estudios medioambientales del GAM, Robert Schmittner, responsable de exploración subacuática del GAM, Robert Schmittner, Marty O’Farrel, videografo del proyecto, y Karla Ortega, experta en producción multimedia.

Eran las once la mañana cuando el doctor de Anda comenzó a enfundarse en su traje de buceo, junto con Schmittner y O’Farrel, para corroborar los datos en mapas realizados por biólogos y geólogos que inspeccionaron el túnel que se localiza a 42 metros de profundidad, a finales de los años noventa.

Mientras tanto, Bayona Miramontes recolectaba muestras de la fauna alrededor del cenote, llenando frascos con agua del lugar para analizarla y conocer su estado de salud y nivel de contaminación.

Ya enfundados en sus trajes para la inmersión, los tres buzos iniciaron el descenso. Antes, [i]Memo[/i] de Anda explica que la primera inmersión será breve, pues se trata de una prospección inicial que permitirá garantizar la seguridad de todos los participantes.

Y así empezó la primera inmersión al cenote sagrado de Dzibilchaltún, uno de los principales atractivos turísticos en las inmediaciones de la capital del Estado de Yucatán. Los restos de esta urbe maya son recorridos a diario por visitantes que principalmente provienen de cruceros internacionales, así como gente que viene del resto del estado y el país.

A corta distancia, los custodios del sitio Rodolfo Cen Ceballos, Felipe Chan Chi, Román Chan Chi y Herbert Padrón Kantun resguardan el área de investigación, recordando historias y leyendas que rondan sobre el cuerpo de agua.



Rodolfo Cen relató cómo un vecino del lugar realizaba inmersiones a “puro pulmón” para hacer bromas a los lugareños y visitantes, pues lograba sumergirse por más de 10 minutos, gracias a un truco que consistía en llegar a una campana de aire que se forma bajo una laja de caliza.

También informó que hay infinidad de basura, como lentes de sol, celulares, llaves se autos, botellas de plástico, sandalias, etc., que pierden los turistas cuando pasean en las inmediaciones del cenote.

Habían pasado unos 45 minutos, cuando las burbujas en superficie anunciaban la salida de los tres buzos, de las profundidades del cenote. Primero emergió el explorador de origen alemán, seguido por el estadounidense Marty O’Farrel y, finalmente, el arqueólogo subacuático encargado de estos proyectos especiales para el INAH.

Ya en la superficie, el doctor de Anda comentó que entre otras cosas, documentaron clara evidencia de los trabajos arqueológicos realizados en 1957 por buzos de la Universidad de Florida y algunos yucatecos, bajo la dirección de Bill Andrews, a una profundidad máxima de 32 metros. La exploración subacuática de Andrews y su equipo, tiene gran mérito dadas las circunstancias, la dificultad del contexto y su profundidad, así como los equipos y técnicas disponibles en la época. No cabe duda que se hizo un gran esfuerzo para llevar a cabo un riguroso trabajo arqueológico, del que se conservan algunos testigos materiales que permitirán realizar un interesante proyecto de “arqueología de la arqueología”.

Desafortunadamente, las intenciones de Andrews no fructificaron, debido a la complicada logística que se requirió para mantener el control de excavación subacuática de Andrews, no pudo llevarse a cabo.

De Anda agregó que el cenote cuenta con un gran alud que hasta este momento no puede precisarse si es natural o producto de una intervención humana en algún momento de su larga historia de ocupación. En la superficie del alud hay gran cantidad de material arqueológico que pudo ser parte de una ofrenda o un proceso de desacralización. A unos 40 metros de profundidad el alud se detiene ante la entrada de un gran túnel que fue inspeccionado en el segundo día de exploraciones.

Mañana, Guillermo de Anda revelará en entrevista exclusiva para La Jornada Maya, los vestigios que encontraron al interior del Cenote Xlakah y las evidencias de rituales modernos que se conservan al interior de este importante cuerpo de agua.


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