Katia Rejón
Foto: ESAY
La Jornada Maya
Mérida, Yucatán
Jueves 23 de agosto, 2018
Aunque la contaría como una pieza, Luciana C. McKelligan, autora de la obra [i]El sonido de una tormenta dentro de una construcción[/i], explica que esta obra se compone por aproximadamente 100 pinturas de formatos y técnicas distintas, 20 objetos, 30 grabados y un vídeo. La obra, que hace referencia a los fantasmas que deja una imagen en la memoria, se inaugurará el próximo jueves 23 de agosto en la Sala ESAY del Museo Fernando García Ponce MACAY a las 20 horas.
La pieza más antigua que forma parte de esta colección fue realizada hace tres años y la última hace dos semanas. Aunque las obras son diferentes en tamaño, color, textura y expresión, todas juntas muestran una sola idea.
En entrevista con [i]La Jornada Maya[/i], Luciana C. McKelligan utiliza varios conceptos para explicar su obra: autorretrato, memoria y fantasma. Resalta que en las piezas hay elementos recurrentes como el choque entre los cuerpos y la luz; o una expresión más intensa de ella, el fuego.
McKelligan cursa el séptimo semestre de la carrera de Artes Visuales en la Escuela Superior de Artes de Yucatán y se especializa en pintura. Sin embargo, también realiza piezas con grabado, vídeo y otras técnicas de las artes visuales.
Sobre el título de la muestra, [i]El sonido de una tormenta dentro de una construcción[/i] explica que se trata de una imagen narrada.
“La intención es acceder a un imaginario y hablar de distintas cosas. En la exposición hablo de la imagen como un fantasma representado en distintas formas. El sonido de las tormentas o las construcciones, por ejemplo, habla de la presencia de todo lo que no se puede tocar pero existe”, comenta.
El fuego y el mar son dos ideas presentes en la pintura, fotografías y objetos que forman parte de la muestra. “El fuego ha sido mi tema desde siempre aunque vaya cambiando en mi producción, a veces está presente en la técnica, a veces en la luz, y otras veces de forma más directa”, agrega.
Destaca que el fuego tiene potencial como cosa útil y no solo en la imagen de un incendio. Lo vincula con la idea de la guerra y el golpe, el encuentro entre los cuerpos pero no sólo entre la gente y de forma violenta sino también la fricción de la materia.
“Toda la materia está cayéndose a pedazos porque es lo natural. La idea del mar, por ejemplo, la arena antes eran piedras enormes que el mar estuvo golpeando millones de años hasta que lentamente se pulverizaron. Así, nos desprendemos también de partículas, células, uñas o pelo, pero aún así siguen existiendo y se mantienen unidas”, explica.
Las piezas se unen porque en todas hay “cierto fantasma que nos recuerda que todas las cosas están en la posibilidad de romperse o caerse a pedazos”.
La técnica de las pinturas va desde óleo hasta encáustica, una técnica para la cual el material debe calentarse, pero la artista lo quema para obtener texturas distintas.
Para Luciana C. McKelligan, el arte antes era más directo y todavía hay gente que lo considera así. Sin embargo, considera que el arte lo es en tanto es capaz de provocar una sensación o evocar ciertas cosas. “Que la otra persona interprete algo de lo que tú haces. Ahora existen menos fronteras sobre lo que es o no es arte, pero esto tampoco quiere decir que todo lo sea”, finaliza.
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