Rosa Elvira Vargas
Foto: Roberto Gracía
La Jornada Maya

Ciudad de México
Martes 21 de mayo, 2019

Las cifras ofrecen la mejor dimensión del fenómeno: en México, más de 3.5 millones de jóvenes entre 12 y 25 años han fumado mariguana, y con una tendencia creciente. Para los adolescentes, los efectos nocivos en el uso de cannabis está comprobado sobre todo en el desarrollo cerebral. Además, el riesgo de caer en adicción es mayor.

El uso lúdico de la yerba en el país es motivo de antiguas y encendidas polémicas respecto a su inocuidad o perjuicio. La penalización se mantiene, aunque ha sido atenuada en años recientes, y prevalece en muchos sectores el estigma social hacia los consumidores. Al mismo tiempo, crecen y se multiplican las voces pidiendo regular (legalizar) la libertad individual para su uso.

Pero en ese universo hay una sola coincidencia: los adolescentes deben mantenerse alejados de la cannabis, como de cualquier otra droga.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco 2016-17, los datos oficiales más recientes, en lo que va del siglo, el uso de la mariguana se ha quintuplicado entre los jóvenes.

El doctor Óscar Próspero García, del Laboratorio de Canabinoides en la Facultad de Medicina de la Unam, afirma: "se ha demostrado con técnicas de imagenología que quienes empezaron a consumirla antes de los 20 años han tenido cambios en su cerebro que lo hacen menos eficiente. En las regiones relacionadas con la formación de los recuerdos, las estructuras (los hipocampos) se hacen más pequeñas y se comunican menos entre sí y con la corteza prefrontal, y ésta es la que sirve para la toma de decisiones. Por eso se observa que el coeficiente intelectual se reduce. Y en la región parietal, una zona llamada precúneo, muy importante para generar imaginación, creatividad, también se advierten daños".

De ese modo, puntualiza, "los procesos cognitivos que nos hacen adaptarnos al medio ambiente se ven deteriorados".

En el Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, la doctora Herminia Pasantes coincide sobre lo dañino de la mariguana en quienes aún no han alcanzado su pleno desarrollo cerebral.

Sin embargo, su mayor preocupación está en el consumo de otras sustancias: "El problema de las drogas en México no es la mariguana, son los solventes. Es lo que más consumen los jóvenes y nadie les hace caso; destruyen las neuronas. La usan sobre todo los muchachos marginados de las ciudades para combatir el hambre, para evadirse de un entorno terrible", sentenció la especialista.

[b]Drogas más peligrosas[/b]

Antes de centrarse en la mariguana, sobre cuya regulación se pronuncia a favor, la especialista insiste: “usan los solventes porque es una droga más barata, les crea menos problemas con la policía. La gente ve en la calle una persona drogada, un joven perdido y piensa: ‘mariguana’ y no, es mona. Ahí se tiene que enfocar el gobierno”.

Ambos detallan también la afectación por el uso a edades tempranas de la yerba, en los llamados endocannabinoides, "nuestra mariguana endógena", sustancias "que se vinculan al desarrollo y que están en procesos de áreas muy importantes del cerebro durante la adolescencia hasta alrededor de los 21 años. Ahí sí, la mariguana interfiere con su maduración", establece Pasantes.

En el libro [i]Marihuana y salud[/i] –que reúne los aportes de ocho científicos sobre el tema, coordinado por el ex rector de la UNAM y embajador ante la ONU, Juan Ramón de la Fuente– se ubica a la adolescencia como un periodo crítico del neurodesarrollo durante el cual se da la remodelación de las regiones de la corteza vinculadas con funciones complejas.

Se precisa: "el sistema endocannabinoide participa en la selección de algunas de las conexiones neuronales y en la eliminación de otras, por lo que es importante en el proceso de neurodesarrollo".

Próspero resume: "prácticamente todas las sensaciones placenteras que tenemos no se limitan pero sí incluyen a los endocannabinoides. Fumar mariguana potencia ese sistema y meter una enorme cantidad de una molécula que lo afecte, hace que empiece a funcionar mal".

Los científicos toman su posición respecto a cómo debiera actuarse frente al consumo.

Pasantes: “la mariguana es la droga menos ofensiva, la que menos daño causa a la salud. Ahora, cuando alguien ya no sólo la consume el fin de semana, sino que tiene un problema de abuso, sí tiene que pedir ayuda. Tampoco es real que sea una puerta de entrada a otras drogas, está demostrado.

“Está muy bien que haya una campaña grande contra su uso; que se exponga el desastre que constituye meterse drogas duras: cocaína, [i]crack[/i], heroína, morfina… también el alcohol es tremendo. Desde el punto de vista de la sociedad, es aún más peligroso por las miles de muertes que provoca. Y no ocurre así con la mariguana. Los consumidores de ésta no molestan a los demás.

"No se puede decir que sea inocua sobre todo si se consume de forma crónica; quienes la fuman tienden a un estado de más tranquilidad, de equilibrio emocional. El punto es que las cárceles están llenas de personas relacionadas con su consumo. Y no son delincuentes o enfermos ni representan un problema de salud pública. No se le puede meter en el mismo cajón que a los inhalantes o las drogas duras".

Pide transmitir a los jóvenes "que cualquier droga limitará su libertad. Que se alejen del alcohol, de los solventes, de la mariguana. Estoy convencida de una regulación de la yerba donde el Estado se ocupe incluso de lo que se le pudiera vender a los jóvenes; de lo contrario, con la prohibición total, quedarían nuevamente en manos de los criminales".

Próspero García no se asume abiertamente prohibicionista, pero puntualiza: “yo solamente pienso en el paciente. La ley tiene que proteger al ciudadano y si ya lo hizo, ahora los médicos tenemos que ver cómo rehabilitarlo. Las políticas públicas no han considerado los tratamientos; parecía que no les importaba el adicto, sino únicamente detener al crimen organizado. ¿Dónde están los hospitales, los sitios de rehabilitación?

[b]Atención integral para menores de edad
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“Desde mi trinchera diré: denme todos los elementos. Si la van a legalizar y con eso dicen que detendrán a los cárteles, entonces que se proporcionen los elementos para tratar a los chavos. Otorgarles sicoeducación para la prevención (esto es, más allá de sólo mensajes de la ‘mariguana te daña’ y cosas así) y que cuando ya hay adicción, tener auténticos centros de rehabilitación en la Secretaría de Salud. Hasta ahora sólo han ayudado, los Centros de Integración Juvenil, que hacen lo que pueden, pero les faltan recursos.

"Legalicen o no el uso de la mariguana, el adicto tiene que estar en el centro porque hoy, ni quién le haga caso que no sea para venderle más (los narcotraficantes) o para extorsionarlo (los policías)".


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