Entre mitos y verdades sobre la lactancia materna, es cierto que su valor en proporcionar al bebé los nutrientes necesarios para un crecimiento y desarrollo adecuados. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna de forma exclusiva durante seis meses, periodo desde el que se empiezan a introducir otros alimentos apropiados para la edad, y prolongarla hasta los dos años.

Cada caso es diferente, y la lactancia puede suponer un reto para las madres primerizas. A continuación algunos mitos y verdades proporcionadas por profesionales en medicina de medioQuo:

Dar el pecho lleva tiempo y práctica. Aunque los bebés nacen con los reflejos para mamar, muchas madres necesitan apoyo durante las primeras semanas para aprender a cómo colocar correctamente a su bebé o cómo asegurarse de que se agarre al pecho y succione bien.

La lactancia no debe doler. Es posible que aparezcan molestias los primeros días, pero la lactancia materna no tiene porqué ser dolorosa. Con el apoyo adecuado, colocando bien al bebé y asegurando que está bien sujeto al pecho, se pueden evitar las heridas y grietas en los pezones.

En algunos casos, las madres pueden medicarse. Aunque hay algunas medicinas que es mejor evitar mientras se está con la lactancia materna, se puede consumir algunos medicamentos pero siempre bajo supervisión médica y leyendo el prospecto de los fármacos.

Los bebés se alimentan más que los que toman leche artificial. Como la leche materna es más fácil de digerir, los bebés que toman pecho tienden a alimentarse con más frecuencia que los alimentados con leche artificial. Después de las primeras semanas es normal que se alimenten cada 2-3 horas.

No es obligatorio evitar ciertos alimentos. Aunque algunos alimentos de sabor fuerte pueden cambiar el sabor de la leche, la mayoría de los bebés se habitúan a los distintos sabores de la leche materna. Si el bebé reacciona a un alimento en particular y se pone inquieto o tiene más gases de lo normal, es aconsejable evitar ese alimento durante una semana aproximadamente y luego reintroducirlo.

No es necesario lavarse los pezones ante de amamantar. El bebé está familiarizado con el olor y esto le ayuda a relajarse. Además, los pezones producen una sustancia que contiene “bacterias buenas” para ayudar a desarrollar el sistema inmunológico del bebé.

Recién nacido y madre deben hacer "piel con piel": Inmediatamente después del nacimiento, lo ideal es hacer el “piel con piel” para comenzar a crear ese importante vínculo entre madre-bebé.

Mientras más se amamanta, se produce más leche. La omisión de una toma puede tener un efecto negativo ya que se reducirá la cantidad de leche. Es aconsejable amamantar o extraer al menos de 9 a 10 veces al día para una producción óptima.

Incorporar leche de fórmula antes de dejar el pecho. Mientras se continúa dando el pecho, algunas madres necesitan usar la leche de fórmula debido a la incorporación al trabajo u otras razones logísticas. Para mantener la producción de leche materna, lo recomendable es ofrecer el pecho al bebé tan a menudo como sea posible.

Casi todas las madres producen suficiente leche: La producción de leche materna está determinada por la demanda del bebé y la correcta posición al pecho. También ayuda si la madre está bien alimentada e hidratada.


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