Garantizar el uso racional de la energía es una tarea que debería ser prioritaria para todos los gobiernos y con ello poder cumplir el objetivo de generar sociedades sostenibles, sin embargo, desde casa y en cualquier actividad cotidiana se pueden implementar cambios para que cada persona aporte a esta meta.
El 5 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Eficiencia Energética, una jornada para hacer un llamado al uso responsable de los servicios energéticos. Este día promueve el uso de productos menos contaminantes.
De manera individual es posible aportar a la eficiencia energética con el uso de la bicicleta o transporte público, en lugar del automóvil.
Una forma de potenciar el uso racional de la energía es invertir en paneles solares, así como el uso de focos de bajo consumo, evitar dejar las luces encendidas si no se usan, desconectar los cargadores electrónicos una vez finalizada la carga.
El aprovechamiento máximo de la luz natural y la reducción del uso de luz artificial es otra clave para aportar al cuidado de los recursos naturales, reducir la contaminación y ahorrar energía y dinero al bajar el consumo de electricidad.
La idea de conmemorar el Día Mundial de la Eficiencia Energética significa promover la optimización de la cantidad de energía que se usa sin perder la calidad de vida o de producción.
Por ejemplo, en casa un buen comienzo es utilizar la lavadora con cargas completas, planchar toda la ropa en un momento para evitar gastar la energía que requiere la plancha para calentar cada vez.
También existen los aparatos electrodomésticos que cuentan con sello de ahorro de energía, invertir en ellos es otra opción.
Continúa leyendo: Agencia de energía: emisiones de metano superan lo declarado por gobiernos
Jueza adscrita al penal estatal de Chalco amplió a octubre la etapa del cierre de investigación
La Jornada
Unos 3 mil productores serán beneficiados con sistemas modernos y eficientes
La Jornada Maya
Robert De Niro recibirá una Palma de Oro honorífica en el evento
Ap / Afp
Amenazó con suspender bienes y salarios a los más de 10 millones de indocumentados
La Jornada