El Tribunal Supremo de Irán aceptó que se vuelva a juzgar a un manifestante condenado a muerte por su presunta participación en las protestas que sacuden el país, informó este sábado la agencia del poder judicial.
Irán es escenario de una ola de manifestaciones que se desencadenaron por el deceso, el 16 de septiembre, de Mahsa Amini, una kurda iraní de 22 años, que murió tras ser detenida por la policía de la moral por presuntamente violar el estricto código de vestimenta de la República Islámica.
Las autoridades, que denuncian "disturbios" orquestados por países extranjeros y grupos de la oposición, detuvieron a miles de personas. Unos 10 fueron condenados a muerte.
"La apelación de Sahand Nourmohammad-Zadeh, uno de los acusados de los recientes disturbios, ha sido aceptada por el Tribunal Supremo", informó el sábado Mizan Online.
Su abogado, Hamed Ahmadi, indicó a la agencia Ilna el 21 de diciembre que su cliente, de 26 años, había sido condenado a muerte por moharebeh ("guerra contra Dios").
La justicia iraní anunció haber condenado a 11 personas a la pena de muerte por su papel en las manifestaciones. Algunos activistas creen que la cifra es dos veces mayor.
Dos condenados a muerte, ambos de 23 años, fueron ya ejecutados después de haber sido declarados culpables de matar o herir a miembros de las fuerzas de seguridad o paramilitares.
Las autoridades iraníes afirman que cientos de personas murieron durante los "disturbios", incluidos decenas de agentes de seguridad.
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