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La Jornada
02/10/2024 | Moscú, Rusia
Juan Pablo Duch
Tras intensos combates desde marzo de 2022, combinados con el asedio de esta pequeña ciudad del sureste de la región de Donietsk, el ejército ruso pudo hacerse este miércoles con el control de Vuhledar, disputado sitio estratégico donde las tropas ucranias se habían atrincherado para bombardear con artillería las cercanas vías férreas que utiliza la logística rusa en esa zona.
Cuando se difundieron imágenes de la bandera tricolor rusa ondeando en la sede de la administración de Vuhledar –ciudad minera que antes de la guerra tenía 14 mil habitantes, evacuados casi todos, salvo 107 vecinos que se negaron a abandonar sus casas semidestruidas–, llegó la confirmación oficial de una noticia que se esperaba de un momento a otro desde el momento en que los combates se empezaron a librar calle a calle hace unos días.
Para el mando militar ruso, se produjo la “liberación” de Vuhledar, al precio de causar “innumerables bajas al enemigo en efectivos y armamento”; para su contraparte ucrania, se “autorizó la maniobra de retirar las unidades para preservar el personal y el equipo de combate para tomar posiciones de cara a sucesivas acciones”, en tanto las tropas rusas “sufrieron incontables bajas”.
El ejército ruso, que tiene superioridad en efectivos y armamento, consiguió con la conquista de Vuhledar su victoria táctica más importante en Donietsk desde febrero pasado, cuando consumó la toma de Avdiivka, que a su vez fue el más sonado éxito desde el fin de la batalla por Bakhmut en mayo de 2023.
La pérdida de Vuhledar para las tropas ucranias, en opinión de expertos, “no es una catástrofe, si bien podría tener consecuencias a largo plazo” (Yuri Fiodorov) ni “va a generar cambios serios en los frentes de combate” (Kiril Mijailov) e incluso “aunque tarde, es lo mejor que podía hacer el mando ucranio ante el riesgo inminente de que sus tropas quedaran rodeadas” (Nikolai Mitrojin).
Según otros analistas, “no tenía sentido aferrarse a defender un bastión más simbólico que necesario a partir de las líneas fortificadas que existen al norte de Vuhledar y lo más importante es que lograron retirar a tiempo sus unidades” (David Sharp).
Tras intensos combates desde marzo de 2022, combinados con el asedio de esta pequeña ciudad del sureste de la región de Donietsk, el ejército ruso pudo hacerse este miércoles con el control de Vuhledar, disputado sitio estratégico donde las tropas ucranias se habían atrincherado para bombardear con artillería las cercanas vías férreas que utiliza la logística rusa en esa zona.
Cuando se difundieron imágenes de la bandera tricolor rusa ondeando en la sede de la administración de Vuhledar –ciudad minera que antes de la guerra tenía 14 mil habitantes, evacuados casi todos, salvo 107 vecinos que se negaron a abandonar sus casas semidestruidas–, llegó la confirmación oficial de una noticia que se esperaba de un momento a otro desde el momento en que los combates se empezaron a librar calle a calle hace unos días.
Para el mando militar ruso, se produjo la “liberación” de Vuhledar, al precio de causar “innumerables bajas al enemigo en efectivos y armamento”; para su contraparte ucrania, se “autorizó la maniobra de retirar las unidades para preservar el personal y el equipo de combate para tomar posiciones de cara a sucesivas acciones”, en tanto las tropas rusas “sufrieron incontables bajas”.
El ejército ruso, que tiene superioridad en efectivos y armamento, consiguió con la conquista de Vuhledar su victoria táctica más importante en Donietsk desde febrero pasado, cuando consumó la toma de Avdiivka, que a su vez fue el más sonado éxito desde el fin de la batalla por Bakhmut en mayo de 2023.
La pérdida de Vuhledar para las tropas ucranias, en opinión de expertos, “no es una catástrofe, si bien podría tener consecuencias a largo plazo” (Yuri Fiodorov) ni “va a generar cambios serios en los frentes de combate” (Kiril Mijailov) e incluso “aunque tarde, es lo mejor que podía hacer el mando ucranio ante el riesgo inminente de que sus tropas quedaran rodeadas” (Nikolai Mitrojin).
Según otros analistas, “no tenía sentido aferrarse a defender un bastión más simbólico que necesario a partir de las líneas fortificadas que existen al norte de Vuhledar y lo más importante es que lograron retirar a tiempo sus unidades” (David Sharp).
Edición: Ana Ordaz