En abril, la idea de disputar el Abierto de Estados Unidos en su fecha original parecía imposible. El coronavirus estaba en su punto máximo en Nueva York; una instalación de canchas bajo techo fue transformado en un hospital de campaña.
La pandemia había paralizado casi todo en la sociedad, incluyendo la actividad deportiva. Wimbledon fue cancelado por primera vez en 75 años, el Abierto de Francia fue pospuesto y la federación estadunidense de tenis también contemplaba un cambio de sus fechas.
Hoy, último día de agosto, el US Open 2020 se pondrá en marcha — en la fecha prevista, aunque sin espectadores y con un jugador retirado del cuadro luego que diera positivo por el COVID-19. Benoit Paire, un francés que era el 17o. cabeza de serie, fue reemplazado en la llave ayer, recordatorio de las circunstancias que rodean este empeño de asegurar que este evento de Grand Slam sea realidad. Hay otros recordatorios. Todos los carteles de plástico que tapizan un complejo de canchas más quieto de lo normal, con pedidos y advertencias, como “hay que cuidarse. Por favor póngase una máscara y guarde la distancia”.
El torneo comenzó hoy por la mañana (ESPN transmitirá el torneo) en el estadio Arthur Ashe, donde muchos de los asientos han sido cubiertos con pedazos de lonas con mensajes como “Nueva York es Fuerte” y Black Lives Matter. Karolina Pliskova, subcampeona en 2016 y máxima cabeza de serie femenina, enfrentará a Anhelina Kalinina en el primer partido. Sofía Kenin, campeona en el Abierto de Australia este año, y Dominic Thiem, que como juveniles compitieron en el Mundial Juvenil Yucatán, son los segundos en la siembra. Thiem se coronó dos veces en la capital yucateca.
Edición: Ana Ordaz
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