Arturo Sánchez Jiménez
Foto: UNAM
La Jornada Maya
Ciudad de México
Miércoles 24 de abril, 2019
Es necesario que las naciones del mundo impulsen la investigación, porque se enfrentan tiempos en los que muchas personas y políticos han perdido la confianza en la ciencia, señaló el neurólogo Thomas C Südhof, Premio Nobel de Medicina 2013, quien ofreció una conferencia este martes en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La solución no sólo es dar más dinero, pues lo que se requiere "es ofrecer una mejor formación a los estudiantes, buenas universidades donde la gente pueda aprender, contar con centros dedicados a la ciencia. Lo más importante es mantener el objetivo de hacer ciencia, que se enseñe a gran cantidad de personas".
Antes de participar en el simposio [i]Transmisión química, la clave para entender el funcionamiento cerebral[/i], efectuado en la Facultad de Química, el investigador de la Universidad de Stanford, Estados Unidos, sostuvo que la ciencia no se refiere únicamente a una serie de datos que permiten progresar en la resolución de un problema, es una actividad altamente satisfactoria que permite al individuo comprender algo que le afecta y, por ello, la investigación siempre debe ser impulsada por las naciones, destacó el científico.
Galardonado por comprender cómo las vesículas sinápticas liberan el neurotransmisor que contienen, proceso conocido como exocitosis, el especialista agregó que ha contado con la participación de estudiantes mexicanos muy talentosos.
[b]Empleos bien pagados[/b]
"Se debe dar más oportunidades a los jóvenes para que tengan una buena carrera en ciencias: se necesita que sea más fácil para ellos escoger dedicarse a la ciencia, pagarles mejor, darles buenos empleos; es lo más significativo luego de enseñarles bien", puntualizó.
Posteriormente, ofreció la charla [i]Deconstruyendo la lógica molecular de la sinapsis[/i] a profesores y estudiantes, a los que les explicó cómo realizó parte del trabajo por el cual obtuvo el Premio Nobel, y cómo funciona la sinapsis en diferentes organismos.
“Me siento honrado de estar aquí; la UNAM es –hasta donde entiendo– la universidad más grande de México y un lugar con una actividad escolar muy importante, así como buena ciencia, lo que me encanta que esté ocurriendo”, expresó.
Más tarde, el Nobel participó en una mesa redonda con Carl W Cotman, de la Universidad de California en Irvine, y Ricardo Tapia, investigador emérito de la UNAM. Debatió, desde una perspectiva histórica, acerca de cómo los neurotransmisores son claves en la comunicación del cerebro.
Hijo de médicos, Südhof siguió la carrera de sus padres y luego de graduarse del Instituto Max Planck de Göttingen (1982) comenzó su formación posdoctoral en Dallas, Texas, donde clonó el receptor de lipoproteínas de baja densidad (LDL, por sus siglas en inglés), bajo la supervisión de los ganadores del Nobel de Medicina en 1985, Joseph Goldstein y Michael Brown.
Luego de pasar un tiempo como investigador independiente en Texas, hacia 2008 ingresó a la Universidad de Stanford donde identificó proteínas que permiten la fusión de las vesículas con la membrana neuronal, al incrementarse el calcio intracelular.
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