La pesista Aremi Fuentes, bronce en Tokio 2020, es portadora de un legado en el deporte mexicano. La originaria de Chiapas asume con claridad la importancia de su logro, como un episodio que inició hace dos décadas la campeona Soraya Jiménez (1977-2013). Desde entonces, ninguna mexicana subía al podio de las más fuertes del mundo.
“Lo que hizo Soraya rompió paradigmas sobre la mujer en el deporte mexicano y en la sociedad en su conjunto”, reconoció Fuentes, tercer lugar al levantar 245 kilos en total.
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Hace veinte años, no subía una mexicana al podio de la halterofilia, porque las medallistas Luz Mercedes Acosta, bronce en Londres 2012, y Damaris Aguirre, bronce en Pekín 2008, fueron reconocidas hasta años después de sus competencias, tras la descalificación y controversia por dopaje a las pesistas que en su momento las habían desplazado. “Yo pensaba en Soraya, pero también en Luz y Damaris que no pudieron vivir su momento”, compartió; “también lo viví por ellas, tenía esa sensación muy viva, algo que no puedo describir todavía, pero que al recordarlo… me dan hasta ganas de llorar”.
“Soraya siempre ha sido mi inspiración”, comentó; “tuve un proceso complicado, lleno de lesiones, pero nunca perdí la confianza y el sueño de conseguir un resultado importante”.
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Edición: Ana Ordaz
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