Tras dos años y cinco meses de proceso legal contra su ex pareja, quien intentó asesinarla asfixiándola con ambas manos, Yeritza Bautista tiene claro que el haber sobrevivido es una limitante para que su agresor sea considerado culpable y reciba una sanción por la tentativa de feminicidio.
El día de la agresión, Yeri, como le dicen de cariño, llegó en menos de media hora al Ministerio Público y el médico legista que la revisó determinó que únicamente había enrojecimiento en el cuello y que las lesiones que presentaban tardaban menos de 15 días en sanar.
“El estrangulamiento es muy difícil de comprobar, porque si tú sobrevives no deja marcas visibles. Ahora pienso que el peor error que cometí fue haber sobrevivido porque si estuviera muerta me hubieran hecho una autopsia y hubieran descubierto las lesiones por asfixia”, relata.
Este 6 de septiembre, el Poder Judicial de la Ciudad de México llevará a cabo la audiencia de fallo, en cual determinará si Carlos Enrique “N”, es culpable de tentativa de feminicidio.
El imputado se encuentra detenido desde el momento de la agresión porque fue encontrado en flagrancia por las autoridades, sin embargo, en caso de ser considerado inocente saldría este mismo martes.
“Hay que recordar a las autoridades e impartidores de justicia que la tentativa de feminicidio es la antesala del feminicidio. Si él sale libre puede pasar lo que ocurre en casos como el de Abril Pérez, que su agresor fue detenido, pero cuando se reclasificó el delito se tipificó como violencia familiar y salió libre para después pagar que alguien asesine a balazos a su esposa”, advierte Yeri.
Por ello, la víctima considera necesario replantear la perspectiva de género en las fiscalías y en el Poder Judicial de todo el país. Ya que la tentativa de feminicidio, cuando se denuncia por estrangulamiento suele ser desestimada porque no hubo armas o sangre.
“Tenemos que entender que las manos son un arma, que el cuerpo es un arma. Tú puedes matar con tus manos. Las fiscalías y los jueces tienen que trabajar con perspectiva de género y voltear a ver las mil maneras que hay de matar a una persona, con toda la intención y planificación que eso conlleva”, reclama.
Yeri fue víctima de una primera agresión por parte de su entonces pareja. En esa ocasión perdió cinco dientes y sufrió fuertes golpes en todo el cuerpo. Entonces no denunció porque, asegura, no contaba con los recursos emocionales para enfrentar el proceso.
Ahora, además del proceso penal también enfrenta una campaña de odio orquestada por familiares y amigos de su agresor, quienes a través de redes sociales han expuesto su fotografía, su dirección y se dirigen con adjetivos despectivos.
“Me han colocado en una situación vulnerable, han violado mis derechos humanos. También voy a presionar para que se discuta una iniciativa que ponga límites con la familia de los agresores y de las víctimas porque la búsqueda de justicia no va acompañada de una campaña de odio”, señala.
Este martes Yeri será acompañada por la colectiva Sobrevivientes de Feminicidio, otras víctimas de todo el país, quienes pedirán que al fin se cierre el caso con una sentencia justa.
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