Alberto Aceves
Jaime Lozano, quien fue ratificado como técnico de la selección nacional, pretende llevar su proyecto a una frontera nunca antes cruzada. A partir de ideas convencionales que juegan con la imaginación, lo que establece es un puente que va más allá de la Copa de 2026 y cualquier fecha de vencimiento en su contrato. “Que la gente no dude, vamos a trabajar más que cualquier otro seleccionador que haya estado en el cargo”, señala, uniformado como en su época de jugador en las instalaciones de la Federación Mexicana de Futbol.
“Es el momento más importante de mi carrera, pero siempre he sido alguien con mucha ambición. No me quedo con haber conseguido una Copa Oro, como antes no lo hice con la medalla de bronce en Tokio o el Preolímpico de Concacaf. Venimos a hacer historia. Me considero un técnico ganador y quiero ser un gran ejemplo para mi país”, profundiza.
Lozano, de 44 años, configura sus planes en el Tricolor sin distinguir categorías ni dobles nacionalidades. Esto significa que cualquier elemento naturalizado, “que tenga la ilusión de venir y defender a México de la mejor manera”, recibirá la misma oportunidad de ser convocado que el resto de jugadores nacidos en el país.
En el caso de la Sub-23, en camino a disputar los Juegos Panamericanos –del 20 de octubre al 5 de noviembre–, el ex mediocampista adelanta la creación de “microciclos” en espacios que no comprometan su presente profesional.
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