En diversos códices que hablan sobre la cultura mexica hay referencias al canibalismo y uno de los platillos que destaca, es el pozole hecho con carne humana del enemigo de los guerreros.
El chef e historiador de la UNAM, Rodrigo Llanes realizó una investigación para detallar esta práctica, común en Tenochtitlan.
“El cadáver era rodado por la escalinata del templo y el guerrero captor debía recuperarlo para llevarlo a su casa”, detalla en su texto El pozole de los guerreros.
De acuerdo con el creador del proyecto Los 300 platos de Moctezuma, el guerrero capturaba a un enemigo de su mismo rango en el campo de batalla y cocinaba su carne con maíz.
Pero los guerreros no podían comer la carne de sus víctimas, el platillo, conocido como tlacatlaolli, era para compartir con su familia o para intercambiar por mantas de algodón.
Además, el chef destaca que el muslo de las víctimas era apartado para enviarla al tlatoani, que era el gobernante de la zona, donde se cocinaba en diversos guisados.
Llanes asegura que el tlacatlaolli no incluía sal y picante, aunque después se fue adoptando por otros grupos prehispánicos, como los pochteca, quienes separaban la carne del maíz y agregaban sal.
También había versiones que incluían flor de calabaza.
Rodrigo Llanes consultó diversas obras sobre la Nueva España para llegar a estas descripciones del antiguo pozole, platillo favorito durante las fiestas patrias.
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