El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informó del descubrimiento de una ofrenda de consagración en el Gran Basamento de Tlatelolco, que data de más de siete siglos.
Detalló que en su interior, a 2.8 metros de profundidad, se encontraban 59 navajillas y siete cuchillos elaborados en obsidiana; así como tres bloques de copal, detallaron que estos elementos son evidencia del ritual que debió tener lugar, una escena envuelta en el aroma de la resina.
En un comunicado, el arqueólogo Francisco Javier Laue Padilla dijo que es probable que los objetos punzocortantes procedan del mismo núcleo lítico y fueran tallados en un solo momento e, incluso, debieron ser utilizados para actos de autosacrificio por parte de los sacerdotes tlatelolcas y dirigentes de este espacio, previo a ser colocados en la cista.
A escasos metros de allí, anunciaron que también encontraron un comal que fue usado para cubrir un par de colmillos de cánido, una punta de proyectil y entierros de una fosa común, investigados desde 2007, los cuales consideran que debieron sucumbir a la epidemia de cólera de 1833 o son mujeres en estado de gestación.
Además, especialistas mencionan la posibilidad de que la ofrenda podría contener más materiales pero se corroborará conforme avance el registro, el cual conlleva dibujos de corte y planta de los diferentes niveles del contexto, el levantamiento de imágenes tridimensionales y la toma de muestras de tierra, para el reconocimiento de materia orgánica asociada.
Cada elemento posee una gran carga simbólica que será analizada más tarde, pues no se descarta el vínculo de la ofrenda con ciertas divinidades, como Tezcatlipoca, una de las más complejas del panteón mesoamericano, destacaron Javier Laue y Paola Silva.
El proyecto fue creado en 1987, a instancia del antropólogo Eduardo Matos Moctezuma, quien explicó que el Gran Basamento, que comenzaron a excavar en 1991, “sería el espacio análogo a la Casa de las Águilas tenochca. De ahí que debió ser el lugar de culto de la élite militar de Tlatelolco. La propuesta es que estuvo dedicado a Tezcatlipoca negro, ‘el señor de espejo de obsidiana que humea’.”
Frente al altar central, los arqueólogos Francisco Javier Laue Padilla y Paola Silva Álvarez estudian la Ofrenda 29 del Gran Basamento, ellos narran que, a pocos centímetros de la superficie, detectaron piedras grandes de basalto, tezontle y roca piroclástica, bien acomodadas, bajo las cuales hallaron otros dos niveles de losas de andesita. Las primeras presentan recubrimiento de estuco y pintura mural negra; y las segundas, cantera rosa. Se trata de material de construcción de la Etapa I de esta zona, que se reutilizó para sellar una cista, hecha del mismo material pétreo y debió colocarse entre 1375 y 1418, para consagrar la segunda etapa de la edificación, bajo el mandato de Cuacuahpitzáhuac.
Este 2024, la Zona Arqueológica de Tlatelolco conmemora 80 años de exploraciones, dando continuidad a las excavaciones de su centro ceremonial y a los trabajos de conservación del Proyecto Tlatelolco, que se vio afectado por el colapso de su cubierta, tras la tormenta con granizo del 27 de abril de 2022.
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Edición: Estefanía Cardeña
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