Desigualdad en la contratación: los desafíos del acceso laboral para las mujeres

Si tenemos mano de obra feminizada, el trabajo debe adaptarse a ellas, no al revés: Angélica López
Foto: Reuters

Es Ciudad Juárez una de las principales urbes industriales de México, en ella se dibujan largas estructuras de concreto con lámina cercadas por distintos diseños de rejas o mallas que dejan entrever los amplios lugares de estacionamiento casi desocupados que los rodean. Se trata de decenas de maquilas que decoran la árida zona donde miles de trabajadores —en su mayoría mujeres— se dan cita a diario para realizar, por alrededor de nueve horas, movimientos repetitivos que darán forma a algún automóvil, mobiliario u otro tipo de producto de manufactura. En este ámbito, las problemáticas laborales son diversas y complejas, y muchas veces éstas no se viven sólo cuando inicia la jornada, sino que suelen  darse desde el proceso de contratación.

Un reporte local de 2005 retomado en el libro Trabajadores, sindicatos y activistas en la frontera norte de México de Cirila Quintero Ramírez destaca que una muestra de 50 maquiladoras asentadas en este municipio dijeron que el principal factor de atracción para instalarse fueron los bajos salarios que tendrían que pagar por mano de obra calificada. Y es que muchas de estas problemáticas comienzan con la visión gubernamental y empresarial que enmarca el concepto de “mano de obra” en Ciudad Juárez, la cual desde su narrativa tiende a olvidar el contexto de las personas trabajadoras y las historias de vida que las atraviesan. 

“Dos o tres administraciones atrás, los gobernadores salían para atraer inversión a la ciudad e iban a ofrecer mano de obra barata, o sea, ¿qué significa ser mano de obra barata? Para nosotras el empleo precario, para nosotras bajos salarios, para nosotras condiciones laborales en los mínimos, entonces que fueran y ofrecieran mano de obra barata como una gran posibilidad, discúlpenme pero para nosotras eso pesa, ese discurso es la visión, es que así nos miran y así nos tienen (...) tenemos más de 40 años con la industria aquí en la ciudad y se olvidan de que esta industria también tiene ciertas consecuencias, y parte de esas consecuencias son los impactos a nosotras, también significa que movimientos repetitivos dicen que nuestros cuerpos están desgastados, o sea, esa mano de obra barata ha tenido impacto en la salud”, ejemplifica Betty Ávalos, fundadora de la Colectiva Rosa Luxemburgo.

De acuerdo con el portal de Data México, perteneciente a la Secretaría de Economía, para 2020 Ciudad Juárez contaba ya con 35 parques industriales, dos más en construcción, así como un microparque; entre ellos resaltan principalmente Aero Juárez Industrial Park, que alberga 17 empresas; seguido de Intermex Industrial Park con 10 empresas, entre otros. Sin embargo, a pesar del crecimiento de la industria, para muchos no representa el desarrollo social que tenía por objetivo al inicio de sus asentamientos. 

Barreras de contratación

Un reciente estudio realizado por la Colectiva Rosa Luxemburgo ha encontrado que si bien durante una jornada laboral en la maquila están presentes actos discriminatorios, éstos también permean hasta los procesos de contratación. A su vez, esta dinámica afecta el acceso al empleo, sobre todo en mujeres, quienes son la principal mano de obra de la industria en Ciudad Juárez.

“Necesitamos conocer las condiciones en las que las mujeres de Juárez acceden al trabajo. Tenemos las barreras de contratación, que tienen que ver con que la fuerza de trabajo está feminizada pero las condiciones de contratación están masculinizadas (...) la vida personal es un criterio de contratación para las mujeres, y hay prácticas de contratación visibles e invisibles”, detalla Angélica López Muñoz, investigadora que encabezó dicho estudio.

López Muñoz ahondó en que las condiciones de contratación se establecen a partir de los estereotipos masculinos, es decir, a las dinámicas de los hombres, quienes tienden a ser proveedores pero no suelen aportar cuidados y crianza dentro del círculo familiar, entonces, aunque una jornada laboral para un hombre puede ser pesada, para una mujer jefa de familia puede significar no ver a sus hijos la mayor parte del día, tener que contar con quien cuide de ellos, además de cumplir doble o hasta triple jornada después de la maquila, al realizar labores domésticas y tareas cuidados no remunerados, lo que a su vez genera la tendencia de que las mujeres logren menos permanencia o antigüedad en un puesto de trabajo debido al cansancio.

“Sabemos que las mujeres no sólo cuidan hijos, sino que también suelen estar a cargo de adultos mayores o de personas postradas o hacerse cargo de personas enfermas, entonces cuando ellas van y buscan trabajos necesitan también un lugar que les quede cerca (...) para que logren realizar todas estas actividades que mencionamos. Sin embargo, en las entrevistas (de trabajo) les cuestionaban mucho cuántos hijos tenían, quién se los iba a cuidar, si tenían alguna enfermedad, y hay otra pregunta en particular que era la de ‘bueno, ya llevas un año sin trabajo, parece que no lo necesitas, entonces no te lo doy’. Y resulta que en realidad lo que existe es un cansancio (...) lo que vemos es que la carga se vuelve más grande para las mujeres cuando salen a trabajar”, y esto hace que no siempre se establezcan en un puesto si éste no se adecúa a su contexto, destaca López Muñoz, quien también funge como coordinadora de Investigación del Instituto Municipal de las Mujeres. 

“El hecho de vivir un cuerpo de mujer en el ámbito laboral tiene ciertas implicaciones que incluso en una situación de discriminación los varones no lo suelen vivir (...) los efectos que estos ejercicios de discriminación implican, no solamente que tengo un problema para entrar (a trabajar en una empresa) o que mientras estoy en el trabajo sufro estas desventajas, sino que eso tiene efecto en toda la vida, porque si tengo un trabajo precario va a ser muy difícil que tenga un nivel de protección social de calidad” que permee en el bienestar de la familia, destacó Patricia Carmona, gerente programática de la Iniciativa Arropa que conforma la Fundación Avina.


Foto: Reuters

La discriminación lleva al subempleo

El fenómeno de discriminación al momento de reclutar personal no sólo niega a las mujeres el acceso a un empleo digno, sino que ha llevado a que agencias privadas retomen esta actividad bajo la promesa de facilitar a las personas el proceso de contratación, no obstante, lo que en realidad ocurre es que bajo esta premisa de simplificar el procedimiento para entrar a laborar, la población debe renunciar a prestaciones de ley y derechos de antigüedad, lo cual incrementa la precariedad social, más aún en mujeres, quienes son las que en mayor medida sufren de discriminación durante las entrevistas de trabajo debido a su contexto familiar.

“No estamos hablando de lo que sucede cuando ya están trabajando, sino lo que tienen que pasar para llegar y acceder al trabajo. Quien más contrata mujeres en Ciudad Juárez es la industria maquiladora y estamos hablando de que hay una mano de obra feminizada (...) ¿por qué es importante hablar del tema de las prácticas discriminatorias de contratación? Porque es importante para la autonomía de las mujeres que puedan acceder a un trabajo digno, que puedan acceder al trabajo en condiciones igualitarias y porque esto contribuye a que puedan salir de ciclos de violencia”, destacó Angélica López. 

Urgente políticas públicas

“Hay un sistema de poder en el que nosotras estamos en el último escalón, y este sistema nos posibilita o nos niega el acceso a derechos, es decir, nos jerarquiza y nosotras somos el puesto más bajo de esa categorización (...) estamos invisibilizadas de la ciudad, de repente sí estamos muy mencionadas pero no en la política pública”, detalló Betty Ávalos, quien además acotó que a pesar del crecimiento industrial, las prácticas de contratación perpetúan los estereotipos de género que dificultan no sólo el acceso a un empleo digno de las mujeres, sino la permanencia de las mujeres en él, lo que suma a la precariedad social sin que hasta el momento alguna administración haya tomado cartas en el asunto para garantizar el desarrollo humano de las mujeres trabajadoras en Ciudad Juárez y el país.

La activista por los derechos laborales destacó que para fomentar un desarrollo más equitativo en la región es sumamente importante que las políticas públicas se concentren en garantizar la autonomía de las mujeres a través del empleo. Asimismo, la investigadora Angélica López concluyó que “lo que necesitamos exponer es que el trabajo debe adaptarse a las mujeres, no las mujeres al trabajo”.

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Edición: Fernando Sierra


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