Margarita Díaz Rubio
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya
Viernes 20 de septiembre, 2019
La cara es,- podríamos decir-, nuestra tarjeta de presentación y en ella se encuentra la manera de expresarnos con nuestros semejantes. Podemos. con ella, manifestar nuestras emociones como podría ser: la alegría, la tristeza, la incertidumbre, el enojo y la rabia.
Me llegó la noticia de que según un estudio realizado en la Universidad Complutense que se encuentra en la ciudad de Madrid, la dieta, la fisiología respiratoria y el clima, -a través de cuatro millones de años,-han ayudado a esculpir nuestro rostro para que éste pueda realizar los gestos que nos sirven para comunicarnos algo que es necesario en las sociedades en que vivimos. Gestos que a veces hacemos sin darnos cuenta.
Sabemos que la cara es también el reflejo de la comunicación no verbal. Y según el trabajo mencionado los seres humanos hemos desarrollado, en la esbeltez de la cara y en una frente lisa -que suplió a la pronunciada cresta que tenían nuestros ancestros -mayor rango de movimiento lo que hace que podamos expresar emociones sutiles incluyendo el reconocimiento y la simpatía.
Interesante estudio que me deja en la pregunta de cómo será, con el tiempo, nuestra fisonomía y también nuestro cuerpo.
[i]Mérida, Yucatán[/i]
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