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Foto: Luis Castillo

En la jornada electoral de ayer el dato más significativo fue la alta participación ciudadana, que según el Instituto Nacional Electoral se situó entre 51.7 y 52.5 por ciento, una cifra alta para los comicios de medio periodo.

Al cierre de esta edición el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) de la institución reflejaba conteos aún incipientes, tanto en lo que se refiere al ámbito federal como a los estatales.

Por lo que hace al conteo rápido, que es un muestreo aleatorio de resultados en distintas casillas, las tendencias indican que, si bien la coalición que apoya al presidente Andrés Manuel López Obrador conserva la mayoría absoluta en cualquiera de los escenarios, se queda lejos de la mayoría calificada necesaria para realizar por sí misma reformas a la Constitución.

De las 15 gubernaturas que se pusieron en juego y estaban en manos de la oposición, todas menos una, los resultados preliminares estatales indican que el oficialismo ganaría al menos la mitad de ellas; en contraste, Morena y sus aliados se encaminaban a una importante derrota en la capital de la República, donde podrían perder varias alcaldías que dirigían desde 2018.

Un dato presente en todas las mediciones parciales son el crecimiento del Partido Verde, que su sumó a la coalición gobernante, y de Movimiento Ciudadano, que decidió concurrir en solitario a estos comicios y en el Legislativo podría llegar a desempeñar el papel de fiel de la balanza respecto a reformas constitucionales.

Si las tendencias referidas son confirmadas por los resultados definitivos, estas elecciones legislativas arrojarían lecciones importantes para los dos principales competidores.

A la coalición opositora que integraron los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática correspondería asumir que no basta con el golpeteo propagandístico ni con desgaste de su adversario en el poder para capitalizar en forma decisiva los descontentos sociales para ser una opción mayoritaria, sino que hace falta además un programa propio.

Por lo que respecta a Morena, todo parece indicar que en ese mismo ámbito –el federal– ha experimentado un retroceso respecto de sus resultados de hace tres años, algo que puede explicarse por los malestares que generó en sus propias bases la selección de candidaturas.

Que el partido en el poder se acerque a sumar nuevas gubernaturas a las que ya tiene contrasta con sus malos resultados en su principal bastión, la Ciudad de México.

Más allá del evidente impacto negativo del accidente de la línea 12 de Metro en semanas anteriores, la proyectada pérdida de alcaldías puede explicarse por gestiones que dejaron mucho que desear por parte de los morenistas, así como por los ya referidos descontentos a consecuencia del proceso de nominaciones.

Por último, y a reserva de una nueva reflexión basada en cifras más consistentes de las que estuvieren disponibles en las últimas horas de ayer, debe señalarse que el ejercicio democrático del 6 de junio fue, en términos generales, y salvo aislados incidentes deplorables, pacífico, civilizado y concurrido, y cabe congratularse por ello.

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Edición: Emilio Gómez


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