Especial: Sueño de verano
Vámonos a la playa, llegó el verano y las vacaciones. Casi todos en nuestra vida hemos tenido contacto con ella. A unos nos produce una sensación grata al caminar descalzos, donde cada paso es un masaje que nos produce endorfinas. A otros no les gusta y caminan en sandalias sacudiéndosela cada cinco segundos y otros se “empanizan” en ella. Todos hemos jugado una “cascarita” de fut o vóley playero. La niñez, la vemos como cangrejos escarbando, construyendo castillos de arena y a sus progenitores dando directivas o acarreando agua. En las tardes, todos nos instalamos en primera fila y gozamos la inmensidad de colores, tonalidades, reflejos de la luz que nos brinda el Sol en sus atardeceres.
¿Qué es la arena?
La arena de nuestras playas son fragmentos de conchas, corales, esponjas, erizos, estrellas, algas que en centenas de años formarán partículas menores a 2 mm, que corresponde a lo que llamamos arena. Al observarla al microscopio veremos los fragmentos de conchas y esqueletos de especies marinas. Estos “pedacitos” biogénicos (=origen biológico) se producen in situ, cerca de la playa y son el “alimento” de la playa. A diferencia, están las arenas terrígenas y las volcánicas que tienen un origen geológico.
¿Qué es la playa?
Es un depósito de sedimentos no consolidados que se extienden desde la base de la duna hasta una profundidad donde éstos ya no se desplazan. Para su formación debe existir un área de acumulación de sedimentos y ésta debe ser mayor a la erosión, de lo contrario no habrá playa. De manera natural la playa tiene ciclos de acumulación/erosión.
¿Qué provoca la erosión?
El oleaje, las mareas, huracanes y las acciones antropogénicas que impiden la acumulación de arena. Si le sumamos que la Humanidad ha “aprendido” a tener respuestas en un “clic-clic”, sin entender que la vida está basada en ciclos con interrelaciones y sus tiempos. Queremos tener playa en un clic-clic y no aceptamos que cada uno de nosotros, pero sobre todo los grandes desarrolladores de la costa, han destruido el transporte natural de sedimentos. Ante ello, comienzan acciones aisladas, sin permisos ambientales, sin dictamen científico, invadiendo la zona federal marítima para colocar escolleras, espigones, geotubos aislados que sólo interrumpirán la retención de la arena causando más erosión.
Se construye con fines estético/económicos, sin sostenibilidad ambiental. Aladino cumplió el deseo de muchos, de que sus residencias estuvieran frente a la mar y lo más cerca de ella. La playa se nos va, como la arena entre las manos. Lo más grave está en la parte oriental de la costa de San Crisanto a Telchac.
¿Qué se requiere?
Ante la grave situación de erosión se requieren: a) implementar un manejo integral de la zona costera, para regular su crecimiento voraz. Tenemos excelentes oceanógrafos (Cinvestav IPN, UADY y UNAM). b) Retirar todos los espigones, escolleras, costaleras, geotubos que están sirviendo de barreras afectando la parte occidental respecto al sitio de su colocación. c) Retirar escombro de casas destruidas que invaden la playa. ¿Quién será responsable de accidentes de desplomes o clavarse una cabilla? (Zofemat, el municipio, el gobierno estatal o el propietario de la casa que ya no existe) d) Recuperar playa con transporte de arena. e) Capacitar a la sociedad del valor ambiental/económico de la playa/duna. Enseñar a cuidar la duna y crear nuevas entre gobierno estatal, municipio y ciudadanía, Adopta tu playa.
El biólogo Wallace Nichols, dijo “al estar cerca del agua, nuestro cerebro nos indica que estamos en el lugar correcto”; agregaría y al estar cerca de la playa, el sonido de las olas, la brisa marina y la arena en nuestros pies descalzos nos relajan de la vida cotidiana y nos permiten conectarnos de otra manera con nosotros, ayudándonos a entender que la Naturaleza tiene ciclos y tiempos, que tenemos que sembrar para cosechar o perderemos nuestras residencias, nuestro asiento en la arena para ver los atardeceres mágicos de la costa del Mayab.
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