LA SUPREMA CORTE de Justicia de la Nación ha asumido el papel de la confrontación con las mayorías al enfrentarse abiertamente al ejecutivo y a los legisladores que recibieron sus encargos de la expresión mayoritaria en las urnas.
El talante, el tono de la Corte, su actitud, es de confrontación.
“Dime con quién andas y te diré quién eres”, dice el refrán popular. En el caso de la SCJN es claro que sus integrantes no andan con el pueblo, sino con las élites, específicamente del PRI y del PAN que les permitieron llegar a sus cargos de magistrados.
Andrés Manuel López Obrador llegó a la presidencia del país con la inmensa mayoría de los votos que superaron ampliamente los obtenidos por todos sus opositores que se atrincheraron en sus medios de comunicación y asumieron la defensa de las corporaciones extranjeras y nacionales con las que saquearon al país.
A pesar del apoyo popular a su persona y a su gobierno, López Obrador fue demasiado moderado cuando asumió el poder y mantuvo intocado el andamiaje de poder creado en los gobiernos neoliberales para proteger los intereses de las élites, incluidos los extranjeros, preferencialmente norteamericanos, cuando quiso ya era tarde.
Por soberbia o por descuido, cuando tomó posesión AMLO, tenía al alcance de la mano la mayoría legislativa, pero no ejecutó acciones para desactivar a sus enemigos empoderados en organismos autónomos y en el poder judicial. El coordinador de sus diputados federales, Mario Delgado, y de sus senadores Ricardo Monreal desperdiciaron la oportunidad de “limpiar el camino de sus enemigos”, que se diluyó en las elecciones de 2021 cuando perdieron un gran número de curules.
Ahora que AMLO ha pretendido hacer Reformas Constitucionales se ha topado con un bloque minoritario travestido de mayoría en las cámaras que, sin discutirlas, rechaza todas las iniciativas del presidente de México. Se le han enfrentado al mandatario legal y legítimo de la República, organismos autónomos como el INE, transparencia, competencia, INEGI, etcétera, además de jueces, magistrados y casi todo el entramado legal creado durante el PRIANATO. Si AMLO creyó que se le someterían voluntariamente se equivocó totalmente. Ahora que la mayoría de los magistrados de la SCJN, 9 de 11, se le han enfrentado abiertamente, tristemente cortan puentes y solo dejan el camino de la radicalización. Nadie se encierra con un tigre sin dejar salida. El mundo ha cambiado, los Estados Unidos ya no son omnipotentes, sólo los ven así las élites mexicanas que desprecian a las mayorías y apuestan a los “fondos del desprestigio” que operan para acceder de nuevo al poder.
En lo local
SON PREOCUPANTES LOS continuos bloqueos de carreteras en Quintana Roo por reclamos de ejidatarios que exigen el pago de indemnizaciones por la construcción de vías de comunicación realizadas hace muchos años, y que los benefician también a ellos. ¿Quién los mueve? ¿Qué hay de fondo? ¿Qué hacen los encargados de la gobernanza?.
También preocupa que el magistrado Carlos Lima Carvajal, presidente de la novena sala en materia penal del Tribunal Superior de Justicia de Quintana Roo esté incluido entre los testigos de Florián Tudor, presunto líder de la “mafia rumana”, quien enfrenta un proceso federal. Lima Carvajal fue Director del Registro Público de la Propiedad en el gobierno de Beto Borge, una revisión simple de los títulos que avaló dicen quién es. En fin, son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño estado.
¡HASTA LA PRÓXIMA!
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Edición: Estefanía Cardeña
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