Yassir Rodríguez Martínez
El día miércoles 15 de noviembre de 2023, se llevó a cabo el evento denominado Memoria biocultural Maya. Apreciación, resistencia y porvenir, organizado por miembros del Departamento de Humanidades y Sistemas Sociales de la ENES-Mérida/UNAM. En dicho evento participaron Valiana Aguilar -colectivo Suumil Móokt’aan-, Angel Kú -colectivo Suumil Móokt’aan-, Anselma Chalé Euan -Luuchil Kaab-, Ismael May May -Indemaya/ENES-Mérida-, Jesús Roberto Poot -Conservación y defensa de las semillas- y Gabriel Ek Cohuo -Red Mayense de guardianes y guardianas del sur de Yucatán-. En conjunto, abordaron temas vinculados a la importancia de prácticas y conocimientos locales para resistir a procesos y/o eventos críticos —como la pasada pandemia por Covid-19—, la aportación de estos saberes a los contextos urbanos y la urgencia de su preservación y transmisión a las juventudes.
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El evento resultó ser un espacio de expresión en torno a procesos de recuerdo y a la reflexión sobre el presente y el porvenir; las historias y experiencias compartidas relataron la relevancia de la memoria de los pueblos mayas ante problemáticas como la pandemia, la crisis civilizatoria actual, el ecocidio y la crisis alimentaria, por mencionar solamente algunos temas abordados en el evento. En este panorama es posible apuntar que los distintos posicionamientos que los y las participantes tuvieron sobre los temas ya indicados, representan “hojas de ruta”, “caminos” a seguir y/o acompañar por todos y cada uno de nosotros.
En torno a la pandemia y la importancia de la memoria del pueblo maya, Angel Kú mencionó: “La pandemia nos destanteó. Porque escuchábamos en las noticias que la gente se moría, se enfermaba. Entonces, algunas abuelas y abuelos nos decían, pero ¿Cómo podemos enfrentarlo? ¿Qué es esto? ¿Qué está pasando? Entonces empezamos a crear una medicina para eso. Recuerdo que tuvimos una serie de talleres en la comunidad con abuelas y abuelos y nos decían: esta planta sirve para bajar la tos, esta planta sirve para bajar la calentura, esta planta sirve para tal cosa. Y entonces, como pueblo maya, lo que hemos hecho es encontrar una solución o una posible solución a las crisis que nos acontecen. Creo que esa sigue siendo una aportación muy vigente al día de hoy. Estamos convencidos de que nuestra medicina como pueblo maya todavía es vigente”.
Respecto al ámbito de la crisis civilizatoria que enfrenta la humanidad, ya expresada, por ejemplo, en la destrucción de la naturaleza, los participantes exhortaron a recordar, actualizar, reaprender las antiguas y vigentes formas de vínculos/relaciones del pueblo maya con la naturaleza, todas ellas articuladas entre sí: el solicitar permiso y perdón a la naturaleza; respetar, defender y conservar las semillas nativas; reconocer la reciprocidad que existe entre el ser humano y el resto de los seres vivos. Asimismo, reconocer la dignidad del trabajo campesino. Como indicó doña Anselma: “siempre se debe pedir permiso a la madre tierra, a los cuatro puntos, a los bacabes, a los aluxes, a cuidadores de los montes, porque todos ellos existen, somos parte del cosmos, el cosmo somos todos nosotros, y el más importante grande cosmos, es la madre tierra, la madre naturaleza, es donde sale el sol, donde viene el agua…”.
En su conjunto, y a expensas de la diversidad de posturas indicadas por los participantes del evento, quedó patente lo imprescindible que son los conocimientos y prácticas que los abuelos y las abuelas han transmitido para la pervivencia del pueblo maya. Hablemos de una memoria que posibilita defender una forma de vida mucho más equilibrada con la naturaleza; una memoria que posibilita resistir ante los distintos embates de nuestro mundo actual, donde predomina la lógica monetaria articulada a proyectos desarrollistas, políticas alimentarias y de vivienda.
Una memoria-práctica que también se expresa en la lucha constante por defender las semillas y la posibilidad de autonomía; una memoria colectiva que también no olvida un pasado y un presente de violencias hacia estas formas de vida; y, sobre todo, una memoria esperanzada que advierte un posible porvenir mucho más amable para todos y todas. Son memorias que deben hacerse política y guiar nuestras prácticas, pensares y sentires. Quizás todavía estamos en el momento oportuno para aprender de las lecciones de la diversidad del pueblo maya.
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