Opinión
La Jornada Maya
25/06/2025 | Mérida, Yucatán
El ciclo en Yucatán se repite cada año: a partir de abril, en los meses en que hace más calor, comienzan los fallos en el suministro eléctrico. Las principales quejas vienen de hogares y negocios; unos por daños a sus aparatos electrodomésticos, otros porque ya dependen de la electricidad hasta para cobrar una venta.
No solamente los negocios: también la información en manos de los gobiernos, al menos toda aquella que se encuentre en soporte digital, se resguarda en gigantescos servidores que requieren de electricidad tanto para su funcionamiento como para enfriar el ambiente alrededor. Casi cualquier informático tiene por dogma que estos equipos no deben apagarse… hasta que la realidad de la temporada de apagones se impone.
El pasado sábado, durante su gira por la península de Yucatán,
la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo expresó, desde lo que será el nuevo Hospital O’Horán, un mensaje que fue recibido inmerecidamente como un desdén: “Aprovecho para decir que la campañita que traen de que no hay electricidad, de que no hay suficientes plantas de abastecimiento, nada que ver. Hay un programa de mantenimiento normal de la Comisión Federal de Electricidad y hay suficiente energía eléctrica para Yucatán y habrá más porque viene el gasoducto y una nueva planta de abastecimiento de energía eléctrica, para que no haya engaños o propaganda que no tiene nada que ver con la realidad”.
Podemos admitir que, en efecto, electricidad sí hay, aunque la demanda deberá aumentar drásticamente en los próximos meses . El inconveniente está en la distribución y en la saturación de líneas, al igual que la obsolescencia de transformadores, aunado al crecimiento demográfico de Yucatán. Al respecto, el gobernador de esta entidad,
Joaquín Díaz Mena, admitió este miércoles, en conferencia con la directora general de la CFE, Emilia Esther Calleja Alor, que “las fallas en el servicio no son nuevas, son la consecuencia de décadas de abandono y una falta de planeación en el desarrollo y mantenimiento de la infraestructura eléctrica tanto en generación como en transmisión y distribución”.
El diagnóstico realizado por el mandatario es correcto, y también el énfasis que hizo al indicar que “hay que ver esto desde una perspectiva peninsular y no solamente estatal”.
Independientemente de las obras que la CFE tenga en desarrollo, existe la percepción de que el mantenimiento es insuficiente y que en varias regiones se requiere de la renovación de equipos y líneas. Las protestas ya se han dado y han ido desde los cierres de calles hasta la retención de personal de la paraestatal “hasta que quede bien” el desperfecto supuestamente atendido. El enojo es motivado por la falta de respuesta a los reportes de fallos y al poco tiempo para que el desperfecto se repita en el mismo punto; en pocas palabras, porque se percibe una falta de respeto a los usuarios, que somos consumidores cautivos, y una degradación en la calidad de vida.
La intervención de Calleja Alor se limitó a enumerar los montos de inversión y las metas en mantenimiento, pero aclaró el panorama en cuanto a objetivos y plazos para alcanzarlos, y debe añadirse que, a diferencia de sus antecesores, deja la percepción de que hay la intención de modernizar la infraestructura de la CFE en la península a fin de disminuir la incidencia de los cortes de energía que puedan atribuirse a la paraestatal.
Sin embargo, aunque el manejo político de los apagones por parte de las autoridades puede resultar apropiado, queda claro que estos seguirán ocurriendo, siempre por fallos en los equipos de distribución, al menos hasta una fecha por definir en 2027; es decir, hasta dentro de 18 meses como mínimo.
La situación es complicada y por esto mismo obliga a que la coordinación con la paraestatal deba hacerse con los tres estados peninsulares. Habría que por lo menos abrir la agenda para reuniones periódicas en las que participen las gobernadoras de Campeche y Quintana Roo, junto con Díaz Mena, con la CFE, a fin de que la renovación de la red de transmisión implique la conexión estratégica de las plantas existentes a fin de que dejen de darse los grandes apagones.
Y el gran pendiente que quedó en la conferencia fue la atención a los reportes en las oficinas de la CFE. Una reducción en el tiempo para contestar el 071 podría elevar el índice de satisfacción de los clientes y tal vez disminuir la intensidad de las protestas en el próximo apagón.
Edición: Fernando Sierra