A veces, una nota pequeña brinda una cantidad impresionante de información en cuanto a un acontecimiento o una época. Esta es una habilidad de los periodistas a los que se exige un número específico caracteres, algo característico de la prensa escrita, donde a los redactores se les demandaban notas con un máximo de “golpes”; es decir, que al momento de ser pasadas a la hoja del periódico, el cajista, que era la persona encargada de asignar espacios, tipos para las cabezas y formar la nota letra por letra, ésta quedara íntegra sobre la hoja.
Estas notas pequeñas han recibido varios nombres, siendo uno de los más populares el de “gacetilla”. Es precisamente una de éstas, a la que se llamó “El cinematógrafo” en El Eco del Comercio en su edición del 2 de febrero de 1897, que se nos da cuenta de la llegada del cine a Yucatán.
En efecto, en apenas tres párrafos, el redactor nos ofrece el panorama informativo. Por principio, seguramente el periódico -que para esa fecha todavía se publicaba tres veces por semana -no tenía el suficiente personal como para haber enviado a un reportero al teatro Peón Contreras, donde tuvo lugar la función, pero sí contaba con un adelanto suficiente como para recomendar el espectáculo. Por principio, parece que el público lector sabe que existe el invento, y así, nos deja la entrada:
“Anoche debió darse en el ‘Peón Contreras’ una representación de vistas de aquel aparato eléctrico de Edison, el taumaturgo americano que ha realizado tantas maravillas en los últimos veinte años, ensanchando los horizontes de la ciencia”.
Después, agrega las adecuaciones que se tuvieron que hacer en el recinto para que el público asistente pudiera disfrutar de las “vistas”. Por supuesto, ya nos dijo que el aparato que llegó a Yucatán fue el de la patente de Thomas Alva Edison, y no el de los hermanos Lumière. A pesar del afrancesamiento de las élites yucatecas, la relación comercial más cercana era con Estados Unidos.
Pero volviendo al Peón Contreras, resulta difícil imaginarlo sin los servicios que quedaron después de las modificaciones hechas para la llegada del cinematógrafo. Cabe aclarar que la historia del teatro es también de altibajos y épocas de abandono, por lo que las instalaciones de ese entonces no son las que tiene hoy. Pero sin duda podemos afirmar que ésta fue su primera modernización: “Para dar estas sesiones han tenido que poner en el teatro maquinarias, alambres, focos de luz eléctrica, y todo lo preciso para función del admirable aparato, que hemos tenido ocasión de ver y del que podemos asegurar que es verdaderamente ingenioso.
Y por último nos dejó una recomendación acerca de las proyecciones: “Este espectáculo además de ser divertido, pues en él se ven todas las figuras de bulto y movimiento, como en la realidad, es culto e instructivo, y para su inteligencia nos proponemos publicar en el número siguiente una descripción del aparato y dar a conocer los principios científicos en que funda la ilusión; por hoy nos limitamos a consignar que estas veladas son dignas del favor del público”.
La promesa de dar a conocer el aparato y su funcionamiento, sin embargo, quedó pendiente. En realidad, el periódico no podía conocer el futuro y saber que el 11 de agosto de ese mismo año, después de una proyección semejante en la Plaza de la Constitución, daría pie a una manifestación política que fue reprimida a balazos y provocaría la caída del gobernador, pero eso es materia de otra nota.
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Ap
¿Qué representa este patrimonio cultural subacuático, joya de la biodiversidad yucateca?
Dalila Aldana Aranda