A finales de marzo de 2015, Sasil Sánchez llegó a la redacción de La Jornada Maya, con ánimos para echarse encima la responsabilidad de elaborar K’iintsil, la contraportada de nuestro periódico, y al mismo tiempo convertirse en un puente entre los mayahablantes de la península de Yucatán y la palabra escrita, especialmente en la propia lengua indígena. Desde entonces, Saas ha sido a la vez emisora y medio de transmisión del mensaje, cuestionada y a la vez cuestionadora de la cotidianidad peninsular; al mismo tiempo forma y fondo del mensaje.
El desafío permanente de K’iintsil ha sido el público al cual está dirigido. La gran pregunta detrás de una contraportada en maya yucateco es para quién está escrita esa plana, y si existe un interés legítimo por parte de los mayahablantes peninsulares por leer las noticias traducidas a la lengua indígena. Esto ha implicado que, en los últimos nueve años, publicar por lo menos una plana en este idioma sea un reto para el ciclo de la comunicación, porque partimos de cuestionar qué puede atraer la atención de quienes puedan leer en maya, sino también provocar amplias discusiones acerca de si, como medio que es el periódico, se tiene el derecho de crear contenidos en mayat’aan y si estos deben ser difundidos.
En alguna ocasión, un encumbrado político nos manifestó que el periódico le agradaba, pero no entendía por qué se daba un espacio al idioma maya yucateco. El talento de Sasil, aunado a su constancia y tenacidad, han sido la mejor respuesta. Hoy pudiéramos decir con toda honestidad que nuestro mayor deseo es que todo el personal de La Jornada Maya sea bilingüe, pero esto no es posible simplemente por la diversidad de orígenes que tenemos. Este hecho nos obliga a reconocernos como diferentes y al mismo tiempo iguales en cuanto a nuestra calidad y dignidad humana; es así como también vemos que la población mayahablante es sumamente heterogénea. Para aprender la lengua no es necesario salir de Mérida y las zonas de mayor urbanización de la península; basta con prestar atención a nuestro alrededor y apreciar que existen profesionistas sumamente preparados cuyo origen familiar es maya.
Sasil ha sido el puente que nos ha ayudado a desafiar ideas del siglo pasado que nos decían que el maya estaba reducido a comunidades rurales y entornos marginados. Su voz en la redacción, todos estos años, ha sido un ingrediente básico para el enriquecimiento intelectual de todos quienes hemos tratado con ella, principalmente porque nos ha enseñado que se maya es también romper límites y techos de cristal; que a un hablante de cualquier lengua indígena le puede resultar sumamente bella la música de B. B. King o Prince, o los diferentes hitos de desarrollo tecnológico y científico que se han dado en esta década; en suma, que ser maya es también participar de la vida cultural global y no limitarse a consumir productos que han sido diseñados para las masas. Sasil misma es una manifestación de que los mayas están en el mundo y que les interesa lo que sucede en este mundo.
Y vaya que este 2024 ha sido de grandes reconocimientos para Sasil, los cuales son más que merecidos. Ya antes había sido oradora ante el Congreso de la Unión, y durante un debate entre candidatos por la presidencia municipal de Mérida hizo sudar frío a quienes habían sido postulados, al exhibir su nulo conocimiento del idioma y a la vez, con una sola pregunta, dejar de manifiesto que la muy querida ciudad blanca tiene un gran adeudo con una población indígena de la cual se nutre, que todos los días deja parte de su vida para el mejoramiento de la urbe. En los últimos meses, Sasil ha aparecido entre los boletos de la Lotería Nacional, junto con otros reconocidos escritores en lenguas indígenas, y ahora ha recibido el Premio Internacional de Poesía del Mundo Maya Waldemar Noh Tzec.
Haríamos mal en adjudicarnos aunque fuera una mínima parte de estas distinciones. Han sido para Sasil y a ella corresponde todo el mérito. Sin embargo debemos decir que el hecho de que nuestra editora en lengua maya figure en distintos ámbitos de la cultura es un timbre de orgullo porque nos hace mirar continuamente hacia nuestros objetivos como medio de comunicación y la manera en que los estamos cumpliendo. Si en un inicio nos dijimos que no pretendíamos hablar por los mayas, sino dialogar con ellos, Sasil nos ha marcado un camino sumamente interesante y creemos que ha sido mutuamente enriquecedor.
La Jornada Maya es, de alguna manera, la casa que Sasil ha construido; por supuesto que en compañía de otros colaboradores, pero sin duda es nuestro rostro en lengua maya, y diariamente nos muestra que nuestro papel no es rescatar el idioma, sino afirmar que quien sea su portador tiene motivos más que suficientes para sentir orgullo de ser parte de una cultura que continúa aportando al mundo sus conocimientos, ideas, y la suma de trabajos y amores; así como Sasil nos muestra día a día su amor a la palabra en lengua maya y su dedicación para hacerlo llegar siquiera a una persona más, K’iintsil tras K’iintsil.
Lea, de la misma columna: El tercer debate, ¿'déjà vu'?
Edición: Fernando Sierra
Hay incongruencia entre la imagen y la idea que busca difundir, señalan
La Jornada
El empresario e inversor dejará la dirección de Berkshire Hathaway tras 60 años y propone a Greg Abel como sucesor
Efe
Se presume que el atentado la planeaba un grupo que difundía discursos de odio contra la comunidad LGBTTTI
Ap
El director ejecutivo de la escudería, Dan Towriss, dijo que hasta el momento no se ha fichado a ningún piloto
La Jornada