Con el Programa de Resultados Preliminares (PREP) cerrado, tras haberse recibido prácticamente la totalidad de las urnas en Yucatán, Joaquín Huacho Díaz Mena, candidato de la coalición Sigamos Haciendo Historia (Morena -PVEM -PT) prácticamente está a la espera de recibir la constancia que lo acredita como gobernador electo, una vez realizado el conteo oficial de los votos, que inicia hoy.
La victoria de Huacho ha tomado a muchos por sorpresa, tomando el cuenta el antecedente de la alternancia entre los partidos más tradicionales: Acción Nacional (PAN) y el Revolucionario Institucional (PRI), que en esta ocasión se unieron para postular al panista Renán Barrera Concha, presidente municipal de Mérida. La fortaleza tradicional de ambos partidos parecía ser suficiente para frenar el avance de la Cuarta Transformación en Yucatán, simplemente por la cantidad de votos que entre ambas fuerzas políticas solían obtener. Por varias razones, la alianza no consiguió su objetivo, pero por principio debe analizarse lo que se hizo bien en el lado de Díaz Mena.
Un primer factor es que Huacho ya era conocido en todo el estado, siendo ésta la tercera ocasión en ser postulado, pero también porque durante la pandemia, como titular de la delegación de la Secretaría del Bienestar, de nueva cuenta recorrió los municipios yucatecos para organizar la vacunación contra el Covid-19.
Ahora, ya en campaña, entre él y su equipo más próximo consiguieron controlar crisis internas y al mismo tiempo crear un discurso que le atrajo votos. Los factores que el equipo morenista controló a su favor, y que terminaron por llevarlo al triunfo, debe considerarse primero la capacidad para desactivar o reducir al mínimo la inconformidad interna: el “movimiento antichapulín” fue ruidoso al principio, pero finalmente no afectó a la campaña; incluso el candidato más cuestionado por los fundadores de Morena, Rommel Pacheco, obtuvo un porcentaje nada despreciable de la votación por Mérida, lo que se traducirá en posiciones en el cabildo de la capital yucateca.
La experiencia de haber recorrido el territorio estatal fue determinante para aprovechar la marca “Morena” al máximo. Esto implicó desplegar la estructura propagandística del partido y tener presencia casi permanente en varios puntos clave de Mérida y los municipios más poblados. No se trataba únicamente de detectar vecindarios y poblaciones a favor o en contra de su candidatura, sino de hacer sentir a la gente que era escuchada y que había un canal de comunicación con Huacho.
Otro factor importante fue que sus alianzas fueron de provecho. Hasta el último momento, Huacho recibió e incorporó a líderes provenientes de otros partidos, que a cambio recibieron los epítetos de traidores y chapulines, o incluso fueron blanco de burlas en cuanto a su representatividad, como fue el caso de Jazmín López, la candidata del PRD. Se habló de que a Morena estaban llegando “generales sin tropa”, e incluso el presidente nacional del PRI, Alito Moreno, mencionó a “las ratas que se van al barco que se hunde”. Con números, quedó demostrado que todos sumaron; mucho o poco, pero al final todos los votos cuentan.
Precisamente, en cuestión de sumar, consiguió que se le percibiera como uno de los candidatos favoritos de la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum. No solamente fue Yucatán el estado que más visitó la doctora como candidata, y en cada ocasión tuvo eventos conjuntos con Huacho, sino que también difundieron a través de redes sociales varias de sus pláticas informales, en las cuales proponían mejoras a las obras que se han realizado en la península; una de las que más circularon es un video en el cual ambos están a bordo del Tren Maya y acuerdan, en caso de ganar su respectiva elección, dotar de Internet al ferrocarril.
Por último, y siempre aprovechando la proyección de cercanía con Claudia Sheinbaum, Díaz Mena se mostró como alguien interesado y capaz de sumar a Yucatán al proyecto de nación de la 4T, consiguiendo mejoras para el estado, en lugar de hacer de la entidad una isla o el último bastión de resistencia al régimen actual. Para el electorado, resultó más convincente la oferta de autoridades trabajando en coordinación que enfrentadas y en conflicto permanente.
La victoria de Díaz Mena deja muchas lecciones a la clase política yucateca, pero también es necesario analizar qué fue lo que permitió que el triunfo incluyera cinco de las seis diputaciones federales, al igual que el Senado, y que municipios que llevaban lustros en manos del PRI o el PAN hayan cambiado de signo político.
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Edición: Fernando Sierra
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